"Espero tener la gracia de ir en persona a visitaros y confortaros", les escribe en una carta a las puertas de la Navidad

 “Queridos hermanas y hermanos cristianos de Oriente Medio, tenéis una gran responsabilidad y no estáis solos frente a ella”, “la situación en que vivís es una fuerte llamada a la santidad de vida”, “vuestro testimonio me hace mucho bien; gracias”.

“Realmente espero tener la gracia de ir en persona a visitaros y confortaros”, escribe el Papa Francisco en su carta a los cristianos de esta castigada región a las puertas de la Navidad, con fecha del pasado domingo y publicada hoy 23 de diciembre.

“He querido escribiros para animaros y para deciros lo valiosa que es vuestra presencia y vuestra misión en esta tierra bendecida por el Señor”, explica Francisco.

“Todos los días rezo por vosotros y vuestras intenciones –asegura-. Os doy las gracias porque sé que vosotros, en vuestros sufrimientos, rezáis por mí y por mi servicio a la Iglesia”.

El Papa reconoce que “por desgracia, nunca han faltado tribulación ni aflicción en Oriente Medio tanto en el pasado como recientemente”.

Sin embargo, alerta del empeoramiento de la situación “debido a los conflictos que afligen a la Región, pero especialmente por la actividad de una reciente y preocupante organización terrorista, de unas dimensiones nunca antes vistas, que comete todo tipo de abusos y prácticas inhumanas, golpeando especialmente a aquellos de vosotros que han sido brutalmente expulsados de sus tierras, en las que los cristianos están presentes desde la época apostólica”.

“La dramática situación que viven nuestros hermanos cristianos en Irak, y también los yazidíes y los miembros de otras comunidades religiosas y étnicas, exige por parte de todos los líderes religiosos una postura clara y valiente, para condenar unánimemente y sin rodeos esos crimines, y denunciar la práctica de invocar la religión para justificarlos”, afirma.

El Papa recuerda “con afecto y veneración a los pastores y fieles a los que en los últimos tiempos se les ha pedido el sacrificio de la vida, a menudo por el mero hecho de ser cristianos”.

“También pienso en las personas secuestradas, entre las cuales se encuentran algunos Obispos ortodoxos y sacerdotes de diversos ritos –añade- ¡Ojalá puedan volver pronto sanos y salvos a sus comunidades!”.

“Le pido a Dios que tanto sufrimiento unido a la cruz del Señor dé frutos abundantes para la Iglesia y los pueblos de Oriente Medio”, confiesa y anima a los cristianos de Oriente Medio a permanecer unidos a Cristo.

“Rezo para que viváis la comunión fraterna a ejemplo de la primera comunidad de Jerusalén –añade-. La unidad querida por nuestro Señor es más necesaria que nunca en estos tiempos difíciles”.

Y asegura: “Sigo instando a la Comunidad internacional para que venga en ayuda de vuestras necesidades y de las otras minorías que sufren; en primer lugar, promoviendo la paz a través de la negociación y la actividad diplomática, tratando de atajar y detener cuanto antes la violencia que ya ha causado demasiado daño”.

“Reitero la más firme condena del tráfico de armas –añade-. Necesitamos en cambio proyectos e iniciativas de paz, para promover una solución global a los problemas de la Región.

“Que la prueba que estáis atravesando fortalezca vuestra fe y fidelidad”, les desea, “
¡que podáis dar siempre testimonio de Jesús en medio de las dificultades! Vuestra presencia es valiosa para Oriente Medio”.

También destaca el diálogo interreligioso en esta difícil situación como “el mejor antídoto contra la tentación del fundamentalismo religioso” y “un servicio a la justicia y una condición necesaria para la tan deseada paz”.

“Podéis ayudar a vuestros conciudadanos musulmanes a presentar con discernimiento una imagen más auténtica del Islam, como quieren muchos de ellos, que repiten que el Islam es una religión de paz, que se puede armonizar con el respeto de los derechos humanos y favorecer la convivencia de todos –continúa-. Será algo bueno para ellos y para toda la sociedad”.

“Casi todos vosotros sois ciudadanos nativos de vuestros países y, por lo tanto, tenéis el deber y el derecho de participar plenamente en la vida y crecimiento de vuestra nación –recuerda-. En la Región estáis llamados a ser constructores de paz, de reconciliación y desarrollo, a promover el diálogo, construir puentes”.

“Aunque pocos en número, sois protagonistas de la vida de la Iglesia y de los países en los que vivís”, afirma.

“Sois un pequeño rebaño, pero con una gran responsabilidad en la tierra en que nació y se extendió el cristianismo –les anima-. Sois como la levadura en la masa. Antes que cualquiera de las actividades de la Iglesia en el ámbito de educativo, sanitario o asistencial, tan valoradas por todos, la mayor riqueza para la región son los cristianos, sois vosotros. Gracias por vuestra perseverancia”.

“Toda la Iglesia está con vosotros y os apoya, con gran afecto y estima por vuestras comunidades y vuestra misión –asegura-. Vamos a seguir ayudándoos con la oración y otros medios disponibles”.

“¿Hasta cuándo tendrá que seguir sufriendo Oriente Medio por la falta de paz? –plantea-. No podemos resignarnos a los conflictos como si no fuera posible un cambio”.

“En sintonía con mi peregrinación a Tierra Santa y el posterior encuentro de oración en el Vaticano con los Presidentes israelita y palestino, os invito a seguir orando por la paz en Oriente Medio”, continúa.

Y escribe tres auspicios:

“Que quien se vio obligado a abandonar sus tierras, pueda regresar y vivir con dignidad y seguridad.

Que la asistencia humanitaria se incremente, siempre buscando el bien de la persona y de cada país, respetando su propia identidad, sin anteponer otros intereses.

Que toda la Iglesia y la Comunidad internacional sean cada vez más conscientes de la importancia de vuestra presencia en la Región”.
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