San Francisco Borja nació en Gandía (Valencia) el 28 de octubre de
1510, primógenito de Juan de Borja y entró muy joven al servicio de la
corte de España, como paje de la hermana de Carlos V, Catalina. A los
veinte años el emperador le dio el título de marqués. Se casó a los 19
años y tuvo ocho hijos. A los 29 años de edad, después de la muerte de
la emperatriz, que le hizo comprender la caducidad de los bienes
terrenos, resolvió “no servir nunca más a un señor que pudiese morir” y
se dedicó a una vida más perfecta. Pero el mismo año fue elegido virrey
de Cataluña (1539-43), cargo que desempeñó a la altura de las
circunstancias, pero sin descuidar la intensa vida espiritual a la que
se había dedicado secretamente.
En Barcelona se encontró con San Pedro de Alcántara y con el Beato
Pedro Favre de la Compañía de Jesus. Este último encuentro fue decisivo
para su vida futura. En 1546, después de la muerte de la esposa
Eleonora, hizo la piadosa práctica de los ejercicios espirituales de san
Ignacio y el 2 de junio del mismo año emitió los votos de castidad, de
obediencia, y el de entrar a la Compañía de Jesús, donde efectivamente
ingresó en 1548, y oficialmente en 1550, después de haberse encontrado
en Roma a San Ignacio de Loyola y haber renunciado al ducado de Gandía.
El 26 de mayo de 1551 celebraba su primera Misa.
Les cerró las puertas a los honores y a los títulos mundanos, pero se
le abrieron las de las dignidades eclesiásticas. En efecto, casi
inmediatamente Carlos V lo propuso como cardenal, pero Francisco
renunció y para que la renuncia fuera inapelable hizo los votos simples
de los profesos de la Compañía de Jesús, uno de los cuales prohíbe
precisamente la aceptación de cualquier dignidad eclesiástica. A pesar
de esto, no pudo evitar las tareas cada vez más importantes que se le
confiaban en la Compañía de Jesús, siendo elegido prepósito general en
1566, cargo que ocupó hasta la muerte, acaecida en Roma el 30 de
septiembre de 1572.
Fue un organizador infatigable (a él se le debe la fundación del
primer colegio jesuita en Europa, en su sierra natal de Gandía, y de
otros veinte en España), y siempre encontró tiempo para dedicarse a la
redacción de tratados de vida espiritual. Se destacó por su gran
devoción a la Eucaristía y a la Santísima Virgen. Incluso dos días antes
de morir, ya gravemente enfermo, quiso visitar el santuario mariano de
Loreto. Fue beatificado en 1624 y canonizado en 1671, uno de los
primeros grandes apóstoles de la Compañía de Jesús.
Artículo originalmente publicado por Santopedia
Aleteia