LA LEYENDA DEL GALLEGO ERRANTE
La Brigada Paracaidista se crea en 1953. Un comandante, ocho oficiales, 12 suboficiales y 149 soldados formarán la I Bandera, llamada "Rogerde Flor", en memoria del famoso líder almogávar al servicio de la Corona de Aragón durante el siglo XIII.Decenas de gallegos han pertenecido a este cuerpo a lo largo de su historia.
Un “paraca” andaluz relataba con el gracejo propio de su tierra, cómo un gallego, sin ruido, se convirtió en el alma de su Compañía. “¡Ohú!Siempre que nos juntábamos, conseguía, ¡no sé cómo!, productos de casa: queso, chorizo, orujo... Preparaba la queimada y yo le pedía: “¡Otra harra, mi teniente!” ¡Qué rica la condená!”.
Al parecer, este gallego “volador” había salido de su tierra muy joven, con lo puesto. Como cualquiera en aquella época. Nadie conocía muy bien su origen, sus planes, sus convicciones más profundas… Tampoco le preguntaban demasiado. Pero su gran virtud consistía en pensar en los demás, antes siempre que en sí mismo.
La filosofía de un cuerpo de élite, como la Brigada Paracaidista, está impregnada de espíritu de sacrificio, trabajo en equipo, entrega y generosidad. Aquel gallego sin genealogía, sin pedigrí, pronto se adueñó, con lealtad sincera, del corazón de sus compañeros. “Sois más que amigos, la leche”. Fue feliz llevando alegría y uniendo.
La Brigada Paracaidista se crea en 1953. Un comandante, ocho oficiales, 12 suboficiales y 149 soldados formarán la I Bandera, llamada "Rogerde Flor", en memoria del famoso líder almogávar al servicio de la Corona de Aragón durante el siglo XIII.Decenas de gallegos han pertenecido a este cuerpo a lo largo de su historia.
Un “paraca” andaluz relataba con el gracejo propio de su tierra, cómo un gallego, sin ruido, se convirtió en el alma de su Compañía. “¡Ohú!Siempre que nos juntábamos, conseguía, ¡no sé cómo!, productos de casa: queso, chorizo, orujo... Preparaba la queimada y yo le pedía: “¡Otra harra, mi teniente!” ¡Qué rica la condená!”.
Al parecer, este gallego “volador” había salido de su tierra muy joven, con lo puesto. Como cualquiera en aquella época. Nadie conocía muy bien su origen, sus planes, sus convicciones más profundas… Tampoco le preguntaban demasiado. Pero su gran virtud consistía en pensar en los demás, antes siempre que en sí mismo.
La filosofía de un cuerpo de élite, como la Brigada Paracaidista, está impregnada de espíritu de sacrificio, trabajo en equipo, entrega y generosidad. Aquel gallego sin genealogía, sin pedigrí, pronto se adueñó, con lealtad sincera, del corazón de sus compañeros. “Sois más que amigos, la leche”. Fue feliz llevando alegría y uniendo.