por Manuel Blanco
HOME, SWEET HOME

Lena no pudo más. Su “ex” la perseguía, la amenazaba y se burlaba. Ella trató de ser fuerte: primero, para marcharse; luego, para criar a sus niños; también para sobrevivir en el bullicio y el estrés del comedor en que trabajaba. La sonrisa de una camarera no siempre resulta fácil. Pero Lena la encontraba.

Los que hemos sido bendecidos con una buena familia, entendemos poco. Los “algodones” nos han envuelto, hasta casi hacernos sudar, en amor, atenciones, buenos modos, etc. Y en perdón y comprensión, lo cual repara la mayor parte de las cicatrices. Si falla el padre, malo; si los hijos se tuercen, desgracia; si se acaba el frasco de cariño con que una madre perfuma el hogar…: ¡vacío total!

Por eso elijo lo que hay dentro de “Casa”. De allí salí un día y allí estoy llamado a volver. Hablo de la Trinidad. Nadie me ha querido tanto como para imaginarme, darme vida y luego perdonarme, rescatarme y adoptarme. Además, me “chiflaría” amar con el amor que allí se respira. Sin condiciones. Sin medida. Pura entrega.

Amar desgasta. En esta tierra uno se expone a ser exprimido como un limón, porque el ser humano desconoce el desinterés. Demasiadas veces perseguimos compensaciones. Y eso no llena. Lena dice que, a partir de ahora, se apoyará en los amigos y la familia. Ha redescubierto su fidelidad, cuando su universo se derrumbaba alrededor. El amor traicionado, hunde. El verdadero amor, da alas.

    Web oficial de San Juan de Ávila

    Sobre San Juan de Ávila