por Manuel Blanco
Anduriña

    Políticos, empresarias, banqueros, madres, deportistas, funcionarios, autónomas, sacerdotes, mendigos, monjas, camareros, solteras… todos necesitamos algo más que palabras. Hoy pensé en el contraste entre elegir a un alcalde y la elección de un Papa en el cónclave: con o sin campaña electoral; sin o con “fumata”; ¿Espíritu Santo en ambas?

    A una buena amiga le llamamos la “meiga”, porque siempre sabe si estamos ante alguien de buen corazón o de intenciones torcidas. “Non fai falta ser moi listos”, dice con humildad.La admiramos por su buena psicología. Yo pido a Dios que me enseñe a mirar como Él lo hace, con sus dones. Pero debí de dormirme en alguna de sus clases…

    Hoy es Pentecostés. Creo que cualquier rincón del mundo en donde haya cristianos, desearán muchísimo ese Viento que renueva constantemente a la Iglesia. Necesitamos que nos diga por dónde caminar; cómo hacerlo; qué priorizar; de qué pasta están hechos nuestros hermanos y hermanas para escucharles bien y servirles. Es Amor.

    En la parroquia se coló una golondrina. Tal vez, por las “fisuras” de la Iglesia. El elctricista estaba allí y, comprendiendo mi infancia de “piso” y no de “cortello”, la agarró para soltarla fuera. “O corpodestaanduriña pide terra”, observó. Estaba agotada. Los cuervos, ya al acecho, graznaban con entusiasmo creciente… ¡Miña pobre!

    Imaginé a María, abrazando a sus hijos. Al Espíritu Santo soplando e inflamando la caldera de los corazones valientes. Y a la Iglesia-anduriña volando de nuevo

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