Los párrocos de Palmeira, Ricardo Villaverde, y de Queiruga, Luis Vila, cumplen 60 años de labor pastoral. A su 'diamantina' dedicación religiosa se suma la gran labor de protección del patrimonio histórico, cultural y artístico de la Iglesia
Los párrocos de Palmeira (Ribeira), Ricardo Villaverde Gómez, y de Queiruga (O Son), Luis Vila Brión, celebran este año sus bodas de diamante, es decir, llevan 60 años ejerciendo la labor pastoral. A sus 87 años, don Ricardo está empeñado en crear un museo de arte sacro en su parroquia; a sus 83, don Luis acaba de renovar el carné de conducir. Ni uno ni otro piensan colgar los hábitos.
Ricardo Villaverde nació el 21 de enero de 1926 en Ponte Ulla, en una familia decinco hermanos en la que nadie había sentido la llamada de Dios. Como siempre destacó en los estudios, el maestro le encargaba que tomase la lección a sus compañeros. En 1940 llegó un nuevo cura a la parroquia, Francisco Louro Balayo, quien le animó a entrar en el Seminario Conciliar de Santiago.
"No segundo curso enfermei de pleuritis e costoume acabalo. Pero xa non volvín a estar interno, porque concedéronme permiso para vivir nunha pensión por razóns de saúde", recuerda. Tras 12 años, fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1953. Su primer destino fue la parroquia estradense de Matalobos. "Destináronme directamente, sin consultarme siquera", dice. El alma se le cayó al suelo al ver el ruinoso estado de la rectoral en la que debería vivir. "Había auga por todas partes; o chan era de terra. Era inhabitable", dice.
De modo que alquiló una habitación en la taberna de Tarrío, en Toedo (por 30 pesetas al día con pensión completa), y empezó a movilizar a los vecinos. "Cada un aportou o que pudo para construir unha nova rectoral. Levantamos o básico: as paredes e o teito. O día 10 de decembro de 1954, festividade de Santa Eulalia, patrona da parroquia, empecei a vivir nela. É a rectoral actual, na que reside o párroco de A Estrada", indica.
Villaverde estuvo en Matalobos hasta que en 1989 recibió una llamada. Esta vez no era la de Dios; era la del entonces arzobispo Rouco Varela, que le pedía que se hiciera cargo de la parroquia de Palmeira. "Despois de 36 años, non me sentou nada ben, pero... a obediencia. Ademais, eu era membro da delegación de Economía da diócesis e sabía do problema que había en Palmeira". Se refiere al complejo proyecto urbanístico del Concello para hacer una gran área de ocio en terrenos de la Iglesia, a cambio de construir una nueva rectoral.
Al párroco le esperaba allí un buen lío pero, probablemente, Rouco intuía que Villaverde sabría cómo levantar, por segunda vez en su vida, una casa rectoral.
En la familia de Luis Vila, sin embargo, sí hubo otros sacerdotes; entre ellos, su tío José Brión, que lo fue en Noia. Fue él quien le animó a entrar en el seminario. Se ordenó el 28 de junio de 1953 y su primer destino fue como ecónomo de San Martín de Marzoa (Oroso).
En 1955 le dieron un nuevo destino, pero por concurso. Rezó y se le concedió: Queiruga (O Son).
Sesenta años después de su ordenación, Ricardo Villaverde y Luis Vila siguen a las órdenes del altísimo.
"Morrerei co hábito posto... si Deus quere", dice el de Palmeira. "E eu tamén", añade el de Queiruga.
Los párrocos de Palmeira (Ribeira), Ricardo Villaverde Gómez, y de Queiruga (O Son), Luis Vila Brión, celebran este año sus bodas de diamante, es decir, llevan 60 años ejerciendo la labor pastoral. A sus 87 años, don Ricardo está empeñado en crear un museo de arte sacro en su parroquia; a sus 83, don Luis acaba de renovar el carné de conducir. Ni uno ni otro piensan colgar los hábitos.
Ricardo Villaverde nació el 21 de enero de 1926 en Ponte Ulla, en una familia decinco hermanos en la que nadie había sentido la llamada de Dios. Como siempre destacó en los estudios, el maestro le encargaba que tomase la lección a sus compañeros. En 1940 llegó un nuevo cura a la parroquia, Francisco Louro Balayo, quien le animó a entrar en el Seminario Conciliar de Santiago.
"No segundo curso enfermei de pleuritis e costoume acabalo. Pero xa non volvín a estar interno, porque concedéronme permiso para vivir nunha pensión por razóns de saúde", recuerda. Tras 12 años, fue ordenado sacerdote el 28 de junio de 1953. Su primer destino fue la parroquia estradense de Matalobos. "Destináronme directamente, sin consultarme siquera", dice. El alma se le cayó al suelo al ver el ruinoso estado de la rectoral en la que debería vivir. "Había auga por todas partes; o chan era de terra. Era inhabitable", dice.
De modo que alquiló una habitación en la taberna de Tarrío, en Toedo (por 30 pesetas al día con pensión completa), y empezó a movilizar a los vecinos. "Cada un aportou o que pudo para construir unha nova rectoral. Levantamos o básico: as paredes e o teito. O día 10 de decembro de 1954, festividade de Santa Eulalia, patrona da parroquia, empecei a vivir nela. É a rectoral actual, na que reside o párroco de A Estrada", indica.
Villaverde estuvo en Matalobos hasta que en 1989 recibió una llamada. Esta vez no era la de Dios; era la del entonces arzobispo Rouco Varela, que le pedía que se hiciera cargo de la parroquia de Palmeira. "Despois de 36 años, non me sentou nada ben, pero... a obediencia. Ademais, eu era membro da delegación de Economía da diócesis e sabía do problema que había en Palmeira". Se refiere al complejo proyecto urbanístico del Concello para hacer una gran área de ocio en terrenos de la Iglesia, a cambio de construir una nueva rectoral.
Al párroco le esperaba allí un buen lío pero, probablemente, Rouco intuía que Villaverde sabría cómo levantar, por segunda vez en su vida, una casa rectoral.
En la familia de Luis Vila, sin embargo, sí hubo otros sacerdotes; entre ellos, su tío José Brión, que lo fue en Noia. Fue él quien le animó a entrar en el seminario. Se ordenó el 28 de junio de 1953 y su primer destino fue como ecónomo de San Martín de Marzoa (Oroso).
En 1955 le dieron un nuevo destino, pero por concurso. Rezó y se le concedió: Queiruga (O Son).
Sesenta años después de su ordenación, Ricardo Villaverde y Luis Vila siguen a las órdenes del altísimo.
"Morrerei co hábito posto... si Deus quere", dice el de Palmeira. "E eu tamén", añade el de Queiruga.
Escrito por Suso Souto en El Correo Gallego