En el calendario litúrgico de este año -afectados por la crisis del
coronavirus y sus consecuencias- la Iglesia celebra la solemnidad de la Santísima Trinidad este próximo domingo 7 de junio. Es la festividad escogida para la Jornada Pro orantibus. Bajo el lema, Con María en el corazón de la Iglesia, la jornada se dedica a las personas consagradas contemplativas.
Con este motivo, el arzobispo de Santiago de Compostela agradece a Dios
esta forma de consagración que necesita la Iglesia, a través de una
Carta Pastoral.
En ella, monseñor Julián Barrio indica que “si se vuelve la mirada al
Concilio Vaticano II, “brújula para la Iglesia del siglo XXI”,
advertimos que entre los muchos cambios experimentados en todo lo que se
refiere a la vida consagrada propiciados por el Concilio, ésta ha
pasado a ser como expresión privilegiada de la dimensión carismática,
coesencial de la Iglesia”.
En la misma carta, el arzobispo compostelano señala que “la vida
consagrada es considerada un don del Padre a la Iglesia por medio del
Espíritu; ya no es solamente una realidad “en” la Iglesia, sino un
elemento suyo esencial”. Monseñor Julián Barrio señala, además, que “no
es un estado intermedio entre la condición clerical y laical, sino que
proviene de una y otra, siendo un don divino que la Iglesia acoge y lo
mantiene con fidelidad. Es una realidad que implica a toda la Iglesia.
En el contexto del plurifacetismo que constituye la Iglesia, se
“ordenan” y encuentran su sentido los carismas, también de los
contemplativos, siendo como “son facetas integradas en el cuerpo de la
Iglesia, atraída hacia ese centro que es Cristo”.