Los distintos seminarios esparcidos a lo largo de la geografía
gallega han retomado estos días su actividad académica después de este
tiempo de confinamiento. Sin embargo, son conocedores que la vuelta a la
normalidad ya no será igual que antes.
Eso no será problema; llevan años, mejor dicho, siglos readaptándose y
dando respuestas a las necesidades de cada momento. De sus aulas han
salido miles de jóvenes dispuestos a contribuir al bienestar y progreso
de nuestra sociedad. No sólo sacerdotes, sino también cientos de
profesores que ahora están dando clase a nuestros hijos en colegios y
universidades. Médicos, abogados, agentes de seguridad, artistas,
políticos, investigadores, informáticos, escritores, padres de familia,
gente humilde y trabajadora ilustran el amplio abanico de quienes se han
formado y han recorrido sus claustros.
Desde su fundación en el año 1572, el Seminario de Mondoñedo ha aportado a nuestra cultura escritores como Xosé Crecente Vega, Antonio Noriega Varela, Nicomedes Pastor Díaz, Xosé María Díaz Castro o Aquilino Iglesia Alvariño entre otros muchos.
Los casos de Lugo, Ourense, Santiago y Tui difieren del anterior en
cuanto a su aparición: todos ellos surgen a lo largo del siglo XIX.
Desde entonces, personajes como el astrónomo Ramón Aller Ulloa (en
Lugo), el diseñador Adolfo Domínguez y el escritor Carlos Casares (en
Ourense), el exalcalde de Vigo Manuel Pérez (en Tui) o el que fuera
vicepresidente de la Xunta de Galicia, Barreiro Rivas (en Santiago), son
algunos de sus muchos alumnos. También numerosos sacerdotes y obispos,
como los actuales de Lugo, Ourense y Vigo han pasado por sus aulas.
Con el fin de garantizar una atención más diversificada, a lo largo
del siglo XX los seminarios gallegos se han ido transformando en
seminarios mayores y menores. En los primeros, con una formación más
específicamente sacerdotal, se realizan los estudios universitarios. En
el caso de los seminarios menores, los estudios que allí se realizan son
los propios de la formación media: ESO y Bachillerato en sus diversas
ramas. Y es que desde los seminarios quieren mantener siempre abierto el
múltiple abanico de posibilidades; son conscientes que la base de la
formación que ofrecen parte de conocer el carisma propio de cada uno de
sus alumnos y de ofrecer a Dios la mejor respuesta ante lo que les pueda
estar pidiendo.
Con esta larga historia y experiencia no es de extrañar que muchos
hayan llamado a sus puertas (físicas y virtuales) durante estos días
para interesarse por su metodología de trabajo, reservar plaza para el
próximo curso o resolver dudas sobre el final del presente. Al igual que
en tantos centros, durante este confinamiento han continuado con las
clases y la formación a distancia.
Desde el Seminario de Ourense nos comentan cómo la tarea más
importante para ellos ha sido contribuir al bienestar de sus alumnos y
sus familias. Han mantenido el horario lectivo de forma telemática,
garantizando una rutina diaria desde las 8:50 a las 14:30. Con la misma
pretensión los formadores continúan el acompañamiento personal: mantener
el ánimo, preocuparse por el estado de salud de las familias y seguir
cultivando la dimensión espiritual con el envío de material para que los
chicos hagan oración personal. Los miércoles cada formador hace lectio divina con
su curso, los sábados rezan el rosario todos juntos y los lunes,
martes, jueves y domingos celebran la Misa unidos por las distintas
plataformas.
Con variaciones de horarios pero la misma ilusión, el contacto entre
profesores, familias y alumnos sigue de forma similar en Tui, Lugo o
Santiago. “Las familias valoran, sobre todo, el trato humano y la
cercanía. A parte de la atención más académica, periódicamente hablamos
con ellos y nos interesamos por lo que realmente sienten y cómo viven
estos días. En muchos casos, los lazos entre los que formamos esta gran
comunidad educativa se ha hecho todavía más fuertes” nos reconocen desde
el Seminario Menor de Santiago.
Pero no solo ad intra; también ad extra han querido
aportar su granito de arena para dar respuesta a la gran crisis social
que ha traído asociada esta pandemia. El obispo de Lugo ha ofrecido la
residencia del Seminario Menor para el personal sanitario. “La
residencia del Seminario Diocesano de Lugo es la única propiedad de la
diócesis que cumple con las condiciones necesarias para dar servicio a
los profesionales”, añaden, y “las habitaciones puestas a disposición de
la Consellería y, por sus indicaciones, del Hospital Lucus Augusti, son
todas aquellas no utilizadas durante el curso escolar por los
seminaristas menores”.
También el Seminario Menor de Tui ha sido ofrecido al sistema
sanitario gallego para que en él pueda hospedarse personal sanitario del
área de Vigo y se ha preocupado por proporcionar alimentos y material a
varias familias de la propia localidad.
En Santiago de Compostela, el Seminario Mayor también ha puesto sus
dependencias a disposición de la Consellería de Sanidade mientras que el
Seminario Menor ha dado cabida a más de una veintena de transeúntes
durante todo este tiempo; incluso han estrenado las habitaciones que
recientemente habían sido remodeladas.
Ahora, con la vista puesta en el día después, han vuelto a abrir sus
aulas para los alumnos de 2º Bachillerato que vuelven para afianzar el
fin de ciclo que les corresponde y preparar su acceso a la universidad.
Lo han hecho desinfectando las dependencias, dando los últimos retoques a
aquellos espacios que han aprovechado para poner al día, planificando
nuevas medidas y pensando ya en un nuevo curso que obligará a
replantearse todo el espectro educativo y que durante estos días ponen a
prueba. No le tienen miedo… llevan años dando una respuesta renovada a
las urgencias de cada época.
pastoralsantiago.es