El escritor y periodista José María Zavala, director de El misterio del Padre Pío (que continúa su periplo de estrenos de éxito en todo el mundo), se encuentra rodando su continuación, Renacidos, donde ofrecerán su testimonio varias personas cuyas vidas fueron transformadas, en vida o hasta ayer mismo, por San Pío de Pietrelcina (1887-1968). Pero Zavala ha hecho un alto en el rodaje para entrevistar en La Razón al obispo de San Giovanni Rotondo, la localidad donde vivió, adquirió celebridad y murió el santo.

Franco Moscone solo lleva en la diócesis desde el 29 de enero, y confiesa que hasta su nombramiento sabía poco sobre el ilustre capuchino: "Hasta hace unos meses, la figura del Padre Pío era para mí un santo emérito que no me «interesaba» en ningún aspecto: ni espiritual, ni caritativo ni pastoral. Esto hizo que el nombramiento fuera una gran sorpresa y al mismo tiempo una carrera contrarreloj para darme cuenta de quién era y qué significaba el Padre Pío para la Iglesia universal y la diócesis en particular. Por lo tanto, en este momento me siento como en la «escuela» del Padre Pío, como uno de sus discípulos que recientemente comenzó a dar pasos bajo su mirada y al lado de su gran personalidad".

La sintonía entre obispo y escritor/director fue inmediata, ante la identidad de objetivos, y por eso el prelado apoya el impulso mundial que la devoción al Padre Pío está adquiriendo gracias a esta doble iniciativa cinematográfica de Zavala.

Monseñor Moscone ha cambiado desde su nombramiento la perspectiva que tenía sobre el fraile estigmatizado: "Es un protector «poderoso». Su persona es conocida y representada un poco en todo el mundo, y también en lugares donde la Iglesia Católica constituye una minoría extrema. En este sentido, puede considerarse un precursor o «compañero» en los primeros pasos de la evangelización. En San Giovanni Rotondo, sin embargo, se siente su fuerte presencia y no solo porque es el lugar de su santuario y guardián de sus reliquias, sino por la continua y numerosa llegada de creyentes y devotos. Alrededor del Padre Pío uno siente realmente lo que significa ser «Pueblo de Dios» y guiado por Dios". El prelado es pues consciente de que su pequeña diócesis de Manfredonia, Vieste y San Giovanni Rotondo resulta "particularmente «visible» y expuesta a la Iglesia universal" por el impacto mundial de la figura del santo.

Moscone vivió un año en España (Caldas de Reis, Pontevedra) como parte de su formación en la congregación a la que pertenece, los padres somascos. Pero, a las preguntas de Zavala, no se compromete a una visita a nuestro país del corazón del Padre Pío, su reliquia más preciada en cuanto símbolo de la misericordia que administró a través del sacramento de la Penitencia, al que consagraba horas y horas todos los días. No quiere "decepcionar las expectativas" porque "hay muchas solicitudes de «peregrinación» del corazón del Padre Pío en numerosas partes del mundo y es imposible, así como inapropiado, complacer a todos".

También comparte los sentimientos que le embargaron la primera vez que oró ante los restos del santo: "Una sensación inmediata de paz interior. Siempre me dirijo al Padre Pío y le digo: «Si estoy aquí es por culpa tuya, ciertamente yo no lo busqué, ¡así que piénsalo y ayúdame!»"

Y añade: "El Padre Pío es la imagen en carne del Crucifijo Resucitado. Con el Padre Pío todos podemos sentirnos viajando acompañados".
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