El Jueves Santo comenzó en el Vaticano con la tradicional Misa Crismal en la Basílica de San Pedro con todos los sacerdotes de la diócesis de Roma.
En su homilía, el Papa habló de la alegría del sacerdocio y de cómo esta alegría ayuda a los sacerdotes en su vida cotidiana.
Después, Francisco bendijo los santos óleos que se emplearán durante el año en la admisnistración del Bautismo, la Confirmación, el Orden sacerdotal y la Unción de enfermos.