«La vida eterna consiste en que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado».
Qué gran responsabilidad tenemos los que conocemos al único Dios
verdadero. Jesús nos dice en el evangelio que la vida eterna consiste en
conocerle. En el lenguaje bíblico el verbo “conocer” está relacionado
con el verbo “amar”. Es decir, nuestra vida eterna consiste en amar a
Dios… ya aquí y por toda la eternidad. ¿Qué estamos haciendo tú y yo
para que otros que no le conocen le conozcan y le amen? Ven, Espíritu
Santo, y danos el don de salir a evangelizar sin miedos y con tu
poderosa unción.
Jon Carlo – Tócame https://youtu.be/5Ch9SR0nKxo
Hoy nos paramos en el don de entendimiento.
Su cometido es iluminar y potenciar la vida de fe que recibimos en
el Bautismo. Como dijimos ayer, los dones van en pareja. El don de
entendimiento forma pareja con la fe: ayuda a nuestra falta de fe. La
persona humana tiene una capacidad racional y teológica, pero necesita
que su inteligencia sea tocada por el Espíritu Santo para comprender. Es
lo que vivieron los discípulos de Emaús: ¡Qué necios y torpes sois para comprender! Así,
la Magdalena nunca hubiera distinguido al Resucitado del hortelano y
tampoco Tomás hubiera imaginado caer de rodillas ante Jesús y proclamar:
«¡Señor mío y Dios mío!«. Esta oración, la
más bella, muestra claramente el efecto del don de entendimiento: nos
hace pasar de la luz natural a una luz sobrenatural.
Este don nos ayuda a penetrar en lo íntimo del misterio de Dios, a
captar la raíz de la que brotan la Creación y la Redención, la alianza,
la predicación del Reino, las Escrituras… Este don da una mirada
profunda y acerca la Palabra de Dios a la vida. Nos hace sencillos para
volver la mirada a Dios en medio de las pruebas de la vida. Ante la
muerte: «Yo soy la Resurrección y la Vida» (Jn 11, 25). Ante los padres
que se sienten fracasados porque no han sido capaces de transmitir la fe
a sus hijos: «Cuando yo sea levantado, atraeré a todos hacía Mí» (Jn
12, 32).
El don de entendimiento nos invita a buscar las respuestas de la Fe, a
abrir nuestro corazón al Dios que se muestra. Buscamos razonamientos,
lógicas, explicaciones, estadísticas… y Jesús nos invita a ir al
Evangelio y leerlo cada día, para que crezca la fe en nuestra familia y
nos oriente en nuestras decisiones cotidianas. ¡Ven Espíritu Santo! ¡Danos fe, entendimiento, conocimiento de Ti!
Montse de Javier · Comunidade Caná
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