Igual que cada cónyuge debe
tener su espacio, la pareja necesita un tiempo diario en un lugar de
intimidad solo para ella: vuestra habitación, una salida a pasear, comer
o cenar en soledad… ¿Puedes dedicar al menos diez minutos diarios para
escuchar a la persona amada y expresarle el dolor que te ha producido,
cuando las emociones son intensas, o el reconocimiento por los detalles
que ha tenido contigo? ¡Espacio y tiempo para escuchar, comprender y
expresar en intimidad! Si las discrepancias o enfados se solucionan
antes de dormir, descansaréis mejor y no se enquistarán las emociones.
Muchas veces uno de los cónyuges no necesita solución a sus problemas, sino ser escuchado (Francisco, La alegría del amor, 139)
Mis queridos hermanos, tenedlo
presente: Que cada uno sea diligente para escuchar y tardo para hablar,
tardo para la ira. (Sant. 1,19)
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Foto: Miguel Castaño