Muchos de los sacerdotes ordenados en los últimos años en Europa
han ido ingresando en el seminario tras haber concluido sus estudios
universitarios o incluso tras haber iniciado carreras profesionales.
Y en una situación excepcional en el mundo debido al coronavirus,
este hecho está teniendo una relevancia inesperada para los propios
protagonistas. Hay sacerdotes que antes de serlo fueron médicos o
enfermeros y ahora que las iglesias de Italia o España están cerradas,
algunos de estos religiosos se están ofreciendo como voluntarios para volver temporalmente como voluntarios a sus antiguas profesiones y compaginarlas con su labor espiritual.
Enfermero, sacerdote y ahora de nuevo sanitario
Es lo que ha hecho Alessio Strapazzon, párroco de 37 años de
las localidades de Castellavazzo, Codissago y Podenzoi, en plenos
Dolomitas italianos. Con su iglesia cerrada temporalmente, este joven
sacerdote lleva desde el 23 de marzo ejerciendo como enfermero en el
departamento de Neumología del Hospital San Martino de Belluno, y donde como en el resto de centros hay numerosos casos por coronavirus.
En una entrevista con el diario Avvenire, Alessio explica que antes de ingresar en el seminario en 2012 se graduó en Enfermería en la Universidad de Padua.
Viendo el sufrimiento y la falta de personal ante el aluvión de casos y
el contagio de tantos sanitarios discernió que debía involucrarse y
volver a su antigua profesión.
“La idea de ser enfermero, de poder ayudar de alguna manera y pensar
en todos los colegas que están trabajando duro en este momento y están
dando todo lo que tienen, en cierta manera no me permitía quedarme en
casa porque en mi corazón necesitaba dar mi disponibilidad, ayudarlos,
porque todos son una gran familia”, afirma este sacerdote.
Precisamente, este párroco insiste en “esta necesidad” que sentía de
ayudar a su “familia” médica. “Como en todas las familias, se necesita
ayuda cuando es necesaria. Mi elección es apoyada por la fe. El Señor nos enseñó a amar a nuestro prójimo. En este momento, para mí amar al prójimo significa volver a este antiguo camino”, agrega.
La decisión de este sacerdote fue rápidamente apoyada por su obispo, monseñor Renato Marangoni,
así como por el resto de sacerdotes y diáconos de la diócesis, que se
han comprometido a apoyarle en esta misión desde la retaguardia así como
en algunas de las tareas pastorales pendientes en la parroquia que
pudieran verse afectadas por su incorporación al hospital. Este joven
afirma que el obispo “está contento” con su decisión y que le dijo que “tuviera cuidado, como si fuera un padre, que fuera e hiciera lo que se me pidiera”.
Coraje para ayudar al que lo necesita
Alessio Strapazzon fue vicario parroquial tras ser ordenado, luego secretario del obispo durante dos años y capellán en el hospital hasta que fue nombrado párroco de tres localidades en 2017.
Por ello, incluso ya como sacerdote no terminó de perder el contacto
con el ámbito sanitario, lo cual le ayudará a realizar una labor que en
su caso será para la asistencia médica y espiritual.
¿Tiene miedo ante la tarea a la que ya se enfrenta? Confiesa que
“siempre hay un poco de miedo, pero creo que estar juntos como
enfermeros, ayudarse mutuamente, apoyarse y caminar juntos es lo que da
más coraje para afrontar este momento de dificultad”. Además,
Alessio sabe que cuando atienda a un paciente como enfermero también
puede darle consuelo espiritual. Esta es ahora su misión.
Este no es el único caso de sacerdotes que vuelven a sus antiguas
profesiones sanitarias para arrimar el hombro. Esto mismo ha hecho Alberto Debbi, que ejerce de nuevo en el hospital de Sassuolo (Módena, Emilia-Romaña) donde se especializó en el aparato respiratorio y trabajó como neumólogo durante siete años:
desde 2005, cuando se licenció en Medicina en la Universidad de Módena,
hasta que entró en el seminario. Actualmente ejercía como vicario
parroquial en la unidad pastoral (agrupación de parroquias) Virgen de
las Gracias de Correggio.
"Creo que en este difícil periodo de sufrimiento hay que dividirse y estar disponible con todo aquello que tengamos", explicó Debbi a sus feligreses, según recoge ReggioOnline:
"Era una parte de mí aún viva y que ahora más que nunca me impulsa a
entregarme. Agradezco al obispo y a Don Sergio [Pellati, el párroco] que
me hayan dado la oportunidad de hacerlo. Seguiré rezando y celebrando
misa por todos vosotros. Ahora mi altar es la cama del enfermo. Un
abrazo a todos y ¡ánimo!".
ReligiónenLibertad