Recientemente volvieron a ser de actualidad las notas de Benedicto XVI sobre el tema de los abusos sexuales en la Iglesia. El Papa emérito, con una breve nota publicada en la revista Herder Korrespondenz, respondió a las críticas de la historiadora Birgit Aschmann,
observando que en la reflexión realizada por la docente alemana en su
intervención del mes de abril pasado "no aparece la palabra Dios",
pasaje central de su argumentación. Nico Spuntoni ha entrevistado sobre esta cuestión al cardenal Wilfrid Fox Napier en La Nuova Bussola Quotidiana.
El arzobispo de Durban (Suráfrica), además de hablar sobre la denuncia
ratzingeriana acerca del colapso moral que tuvo inicio en el 68, comenta
otros asuntos de actualidad, como la colonización ideológica de África
con el aborto o la relación entre los casos de abusos y la
homosexualidad.
-Eminencia, ¿qué piensa sobre las notas del Papa emérito acerca de los escándalos de los abusos sexuales en la Iglesia?
-Comparto plenamente lo que sostiene Benedicto XVI en ese texto. Yo estaba en Europa entre los años 60 y los 70, y vi con mis ojos los efectos devastadores que esa revolución tenía en vuestro continente,
que se han difundido a gran velocidad en el resto del mundo. Creo
también que toda la cultura de la promoción de la homosexualidad, que es
parte integrante de esa revolución, ha constituido un factor
determinante en la disminución de las prácticas morales a partir de
entonces.
-¿Cuáles de esos efectos devastadores afectan a África?
-En África, en los años 60-70, no hubo una disminución en las
prácticas morales; es un fenómeno que llegó mucho más tarde y en formas
más leves respecto a lo que sucedió en Occidente. En nuestros países los
abusos suceden sobre todo en las familias disfuncionales. Muchas
familias que no son disfuncionales acaban siéndolo a causa de las
migraciones, dado que los padres pueden estar en casa sólo una o dos
veces al año. El resultado es que los jóvenes no tienen un modelo al no estar acostumbrados a la presencia regular y constante del padre.
»En África aún no tenemos una gran manifestación de abusos en la
Iglesia como es el caso, por ejemplo, de América. Los casos de violencia
cometidos por sacerdotes y seminaristas tienen más a menudo como
víctimas a mujeres jóvenes, a veces incluso a religiosas. En Estados
Unidos, en cambio, donde el fenómeno es más persistente, las víctimas
son sobre todo chicos en la pubertad.
-Esto es lo que resulta del famoso John Jay
Report de 2004, en el que se documentaba cómo la mayor parte de los
casos de abusos cometidos por sacerdotes tenía como víctimas a
adolescentes de sexo masculino. ¿Cree usted que hay una relación entre
la homosexualidad y el escándalo de los abusos en la Iglesia?
-No puedo decirlo porque no tengo pruebas para afirmarlo con
seguridad, pero digamos que me sorprendería si los abusos, sobre todo en
el caso de que las víctimas sean chicos púberes, no estuvieran
relacionados con la homosexualidad. Lo dice el número de casos que hemos
visto. Con esto no quiero decir que todos los miembros del clero que
abusan de menores son homosexuales, pero me sorprendería si la homosexualidad no tuviera un papel importante en este problema.
-Volviendo a África, ¿qué quiere usted decir
cuando sostiene que su continente está sufriendo una "colonización
ideológica" a manos de Occidente?
-Creo que el cristianismo es parte integrante de la historia de la
civilización de África. La cultura de la mayor parte de los países
africanos es el resultado de la influencia de la Iglesia, pues han
adoptado en gran medida la estatura moral y los comportamientos éticos
que los misioneros cristianos trajeron a nuestros países. La nueva colonización ideológica en marcha está intentando eliminar esta influencia en la cultura africana, interviniendo en las mentes y los corazones de las personas.
-¿De qué manera se manifiesta esta "nueva colonización ideológica"?
-Uno de los ejemplos de esta nueva colonización ideológica es la promoción de la anticoncepción,
presentada como un modo para liberar a las mujeres de tener demasiados
hijos. ¡Pero las mujeres africanas no tienen que ser liberadas de este
modo! Es una forma de colonización decirles que tienen que tener pocos
hijos o, en caso contrario, no serán libres. Las prácticas
anticonceptivas, además, le cuestan al sistema sanitario más de lo que
cuesta traer hijos al mundo.
»El mismo proceso sucede con la promoción del aborto; hay en
marcha un intento de adoctrinar a la gente contra la vida,
convenciéndola de que el embarazo es una invasión del cuerpo de la
mujer. La consecuencia de todo esto es un mayor acceso al aborto por
parte de las mujeres africanas, lo que es otro ejemplo de la
colonización ideológica de África.
-¿Qué cree que debería responder a quienes sostienen que el control de la natalidad es la mejor solución contra la pobreza?
-Le invito a buscar en internet la actividad que lleva adelante la asociación Culture of Life Africa,
nacida en defensa de la vida y para denunciar la campaña millonaria que
hay en marcha para promover la reducción de la fertilidad en las
poblaciones más pobres. Esta organización documenta toda la historia de
la industria del aborto que, desde Europa y América, se quiere difundir en África. Ante los nuevos nacimientos en nuestro continente se habla de "demasiados niños" y ya no de "don de Dios".
La nigeriana Obianuju Ekeocha,
microbióloga y católica, es la fundadora y presidente de Culture for
Life Africa y el rostro de la oposición de África a la colonizacion
ideológica de la cultura de la muerte por parte de los organismos
mundialistas.
»Operaciones como estas son el ejemplo perfecto de lo que quiero
decir con nueva colonización ideológica de África: se intenta hacer
creer que el embarazo es sólo un deseo que hay que confiar a las leyes
del gobierno, del Parlamento, y se presenta la anticoncepción como un
modo de liberar a las mujeres.
-Uno de los mayores desafíos que tiene que
afrontar nuestro continente en la edad contemporánea está representado
por la enorme cantidad de flujos migratorios dentro y fuera de África.
¿Cuál es el camino que hay que emprender para intentar vencerlo?
-Pienso que hay dos enfoques con los que se pueden afrontar la
cuestión de la emigración. En primer lugar, hay que tener en cuenta los
distintos tipos de migraciones que tienen lugar y sus diferentes
razones. Las razones más difundidas que están en el origen de este
fenómeno son dos: la primera es la explotación de los recursos naturales
de la región, llevada a cabo por las empresas extranjeras que provocan
el alejamiento de las poblaciones locales de las tierras 'ocupadas'; la
segunda razón es la inestabilidad de muchas naciones africanas. A
veces la inestabilidad está causada precisamente por la explotación de
los recursos. De hecho, cuando los gobiernos confían la gestión de las
actividades de extracción a las compañías extranjeras, a menudo se crean
las condiciones para la formación de grupos rebeldes, provocando
situaciones de guerra y provocando la inestabilidad interna. Ante
escenarios de este tipo, muchas personas buscan otro lugar donde vivir.
»En nuestro país, Sudáfrica, por ejemplo, llegan muchas personas que
han huido de las naciones vecinas, despojadas de sus recursos. La ONU es
la organización que se ocupa de la seguridad y el desarrollo de las
naciones y, en teoría, debería ser el instrumento principal para
intervenir en la inestabilidad de los países principales. Sin embargo,
esto no sucede porque su presencia es muy débil. Si la ONU no es capaz de llevar la estabilidad, por lo menos debería intentar facilitar el movimiento de los refugiados, pero esto no siempre sucede.
-Hablemos de su país: las estadísticas sobre los
crímenes violentos en Sudáfrica están entre las más altas del mundo. ¿A
qué se deben números tan dramáticos en la zona más estable del
continente africano?
-En Sudáfrica no hay ningún conflicto en marcha, a pesar de lo cual
el número de personas que son asesinadas cada año es igual al de un país
en guerra. ¿Por qué la violencia está tan extendida? En mi opinión,
esta situación tiene que ver con la historia de los últimos doscientos
años, marcada por los continuos combates entre los colonos y los nativos. Influye, además, la presencia en el territorio nacional de muchos grupos culturales distintos: un aspecto que hace que sea fácil identificar al otro como un enemigo.
»Pero hay otro factor que hay que tener en consideración y que incide
en la preocupante tasa de homicidios: me sorprendería mucho, de hecho,
que la legalización del aborto no tuviera efectos en el aumento de la
violencia en la sociedad. Si una mujer y su pareja no sienten como una
prioridad la protección de un niño no nacido, ¿qué puede detenerles de
utilizar la violencia contra el que ya ha nacido? Hay una conexión lógica entre el mensaje pro-aborto y el desprecio por la vida de los demás, porque es peligroso decir que constituye un derecho de la mujer poder asesinar a un niño en el vientre materno.
Traducido por Elena Faccia Serrano.
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