Los profesores José Antonio Castro Lodeiro, del Instituto Superior de Ciencias Religiosas (ISCCR) de Santiago y Jesús García Recio, director del Instituto Bíblico Oriental (IBO), inauguraron este martes el séptimo curso de Biblia, historia y religiones, que en esta ocasión se desarrollan bajo el título Entre Oriente y Occidente: en busca de nuestras raíces.

Ese es precisamente el objetivo del curso: identificar y profundizar en las raíces orientales de la tradición espiritual cristiana. Abrió el curso el profesor Castro Lodeiro con una conferencia sobre “la experiencia de lo sagrado a través de la invocación y adoración”. En su exposición repasó la “oración corporal” de los orantes mesopotámicos y bíblicos. En los textos del antiguo oriente y bíblicos aparecen los fieles rezando en múltiples posturas: de pie, con los brazos extendidos, postrados en el suelo, de rodillas, sólo con una rodilla en tierra, sentados… Precisamente los mismos modos de orar que identificará santo Domingo de Guzmán entre los siglos XII y XIII para los integrantes de su orden. Castro Lodeiro refirió también la importancia del vestido para los antiguos. Los vestidos, dijo, identificaban a la persona. Por eso el fiel iba al templo a tocar la orla del manto del dios. Es la misma tradición que recogen los Evangelios, donde aparecen en varias ocasiones enfermos intentando tocar las ropas de Jesús.

A continuación, el profesor García Recio expuso sus últimas investigaciones sobre “la oración cotidiana en el s. XVIII a.C.”. Se centró en las características de la oración en el corto período de 14 años; entre 1775 y 1762 a.C. en la ciudad de Mari, donde a partir de 1934 se encontraron unos veinte mil ladrillos. Los textos son en su mayoría cartas, pero también hay oraciones.

El director del IBO centró su exposición en torno a siete sustantivos y dieciséis verbos identificados en estos textos. De ellos se deduce que la oración del hombre mesopotámico se centraba sobre todo en la súplica. El orante se sabía indigente ante Dios y buscaba escrutar el rostro de Dios, lo que en el NT se llamará más tarde “conocer la voluntad de Dios”. El fiel del oriente se preguntaba constantemente por la voluntad de Dios, intenta penetrar en el querer de Dios.

El profesor García Recio insistió en la hondura espiritual del hombre mesopotámico. La oración era una práctica común entre toda la población. Oraban en el templo, “el lugar para el cara a cara con Dios”, pero también en capillas o en los altares que llevaba el ejército cuando estaba en campaña. La oración era una práctica cotidiana. Así, por ejemplo, los pastores oraban mientras cuidaban los rebaños. Como hará más tarde Moisés o los pastores testigos del nacimiento de Jesús.

En cuanto a lo que pedían, también aquí identificamos que su espiritualidad está en la base de la nuestra. El hombre mesopotámico se sabe pobre y necesitado ante Dios. Por eso le pide la vida, la paz, la abundancia, la curación de una herida, hijos…

El curso continuará el próximo martes 12 de febrero. La primera conferencia correrá a cargo de la profesora del ISCCR María Eugenia Muñoz Fernández. Hablará sobre “Iconografías que trascienden. De las diosas lactantes egipcias a María”. Cerrará el curso Alfonso Vives Cuesta, profesor del IBO con una clase sobre “La recepción griega del legado egipcio y mesopotámico”.
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