«Promover programas y centros educativos para acompañar, sostener y potenciar a los jóvenes»
Ellos portan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar, y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala y nos recuerda que el pastor nunca deja de ser discípulo y siempre está en camino. Esa sana inquietud nos pone en movimiento y nos primerea. Así lo recordaron los padres sinodales al decir: «los jóvenes, en ciertos aspectos, van por delante de los pastores» (ibíd., 66). El pastor en relación a su rebaño no siempre va adelante; por momentos tiene que ir adelante para indicar el camino; por momentos tiene que estar en el medio para olfatear lo que pasa, para entender el rebaño; por momentos tiene que estar detrás para custodiar a los últimos, que no quede ningún rezagado y sea material descartable. Nos tiene que llenar de alegría comprobar cómo la siembra no ha caído en saco roto. Muchas de esas inquietudes e intuiciones de los jóvenes han crecido en el seno familiar alimentadas por alguna abuela o catequista. […] Y, los jóvenes aprendieron las cosas con la familia o en la parroquia o en la pastoral educativa o juvenil. Esas inquietudes que crecieron en una escucha del Evangelio y en comunidades con fe viva, ferviente que encuentra tierra donde germinar. ¡Cómo no agradecer tener jóvenes inquietos por el Evangelio! […]
La Iglesia por naturaleza es Madre y como tal engendra e incuba vida protegiéndola de todo aquello que amenace su desarrollo. Gestación en libertad y para la libertad. Los exhorto pues, a promover programas y centros educativos que sepan acompañar, sostener y potenciar a sus jóvenes; por favor, “róbenselos” a la calle antes de que sea la cultura de muerte la que, “vendiéndoles humo” y mágicas soluciones se apodere y aproveche de su inquietud y de su imaginación. Y háganlo no con paternalismo, que no lo toleran, no de arriba hacia abajo, porque eso no es tampoco lo que el Señor nos pide, sino como padres, como hermanos a hermanos. Ellos son rostro de Cristo para nosotros y a Cristo no podemos llegar de arriba a abajo, sino de abajo a arriba, nos decía Romero el 2 de septiembre del 79 (cf. S. Óscar Romero, Homilía, 2 -9-1979). […]
El resultado del trabajo pastoral, la evangelización en la Iglesia y la misión no se basa en la riqueza de los medios y recursos materiales, ni en la cantidad de eventos o actividades que realicemos sino en la centralidad de la compasión: uno de los grandes distintivos que como Iglesia podemos ofrecer a nuestros hermanos. […] La kénosis de Cristo es la expresión máxima de la compasión del Padre. La Iglesia de Cristo es la Iglesia de la compasión, y eso empieza por casa». (SANTO PADRE FRANCISCO, del Discurso en el encuentro con los Obispos centroamericanos, J.M.J. de Panamá, Iglesia de S. Francisco de Asís, 24 -1-2019).
Boletín de la Delegación para el clero
del Arzobispado de Santiago de Compostela
-Enero 2019-
Descárgatelo en Pdf aquí
del Arzobispado de Santiago de Compostela
-Enero 2019-
Descárgatelo en Pdf aquí