Compostela celebró ayer la festividad de Santa Rita, la santa patrona de los imposibles, si bien los festejos, como no podía ser de otra manera, estuvieron condicionados por la crisis del covid-19. Ya en los días previos desde el Arzobispado de Santiago indicaran que se suprimía la veneración grupal o masiva a Santa Rita. Y además, como medida excepcional, tampoco se pudo realizar la tradicional bendición de rosas, ni flores, ni ningún otro objeto. Y en cuanto al aforo, las misas que se celebraron en la iglesia de San Agustín, a las 12.00 y a las 19.00 horas, estuvieron limitadas a 90 personas, y los fieles que acudieron tuvieron que llevar mascarilla, cuyo uso ya es obligatorio, así como mantener la distancia de seguridad y lavarse las manos al entrar.

Asimismo, la afluencia, aunque fue notable, distó mucho de lo que es habitual en esta celebración, cuando se llena la iglesia de San Agustín y todo el entorno.

Es tradición, además, comprar rosquillas y rosas en los puestos que se instalan con motivo de esta celebración y honrar a Santa Rita. Durante esta celebración, con fuerte arraigo en la ciudad, son muchos los que se acercan a los diferentes puestos de dulces y flores situados entre la Plaza de Abastos y en el entorno del templo religioso situado en el casco histórico de Santiago, y que, por tanto, también se notó ayer por el parón en la actividad turística, así como en la Ruta Xacobea, ya que muchos peregrinos suelen participar en los actos que se realizan durante el día.

La tradición de las rosas, blancas y rojas, procede de que cuando Santa Rita se encontraba enferma y próxima ya a la muerte. A petición suya le presentaron algunas rosas que habían brotado de manera prodigiosa durante el frío invierno en el huerto familiar de su localidad natal, Rocaporena, en la región italiana de Umbría.

Fuente: El Correo Gallego
pastoralsantiago.es
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