En 2021, Dios mediante, se cumplirán 60 años de la feliz idea de
comenzar la labor parroquial en el barrio pontevedrés de Campolongo. Una
población de mediana edad donde conviven algo más de 18.000 habitantes.
Desde hace años, la Residencia Militar situada en el territorio
parroquial atrajo a vivir al barrio a muchos profesionales de las
Fuerzas Armadas, destinados en Figueirido y en otros lugares. Hoy muchos
de ellos participan en las celebraciones y los feligreses se sienten
honrados por compartir el destino de personas que han desarrollado
misiones humanitarias en el extranjero y tareas al servicio de los
ciudadanos, en momentos tan críticos como los del coronavirus. Hoy la
parroquia de San José de Campolongo se une en oración por todos los
diocesanos. Su comunión es vitalidad para la Iglesia.
La parroquia se mantiene viva. He aquí algún signo de ello:
– La Eucaristía parroquial del domingo se retransmite en directo a
las 12:30h. vía Facebook. El resto de los días de la semana, el párroco,
Casimiro Fernández, celebra la Misa sin público, encomendando a sus
feligreses (quienes pueden unirse intencionalmente desde sus respectivos
hogares) y a todos los “afectados” por el coronavirus: los enfermos,
los fallecidos, las familias, el personal sanitario, etc.
– El párroco coordina el envío de materiales formativos y de oración a
sus grupos parroquiales. Se ha establecido una red de contactos en
torno a 110 personas y desde ahí se le da difusión a las familias y
allegados. Reflexiones cuaresmales, Los 7 Dolores, San Juan Pablo II,
etc.
– El grupo de catequistas envía un videomensaje y diversos
materiales, audiovisuales y escritos, a las familias cuyos hijos se
encuentran en período de formación sacramental.
– Se han confeccionado materiales específicos para vivir con la
Semana Santa de forma provechosa, que también serán difundidos. A partir
del Domingo de Ramos, se irán colgando en esta red las imágenes de las
procesiones más destacadas del año pasado correspondientes a estas
fechas.
– Signos de comunión: invitación a participar en las celebraciones
del Arzobispo (celebraciones por TVG; ángelus y rosario diario, etc.)
– Videomeditaciones para la Hora Santa y cada día del Triduo.
– Cáritas: ha sido preciso detener su actividad física dado
el peligro al que se exponían sus voluntarios, de edad avanzada, y a la
carencia de medios de protección. Su tarea en tiempo de confinamiento se
centra en la planificación de “los días después”. Las necesidades
aumentarán. Así, por ejemplo, se baraja el modo de “regresar” a la
actividad caritativa: el equipo humano se reforzará con nuevos
voluntarios; se retomará la atención primaria a las 150 familias de
usuarios. Se mantendrían los “desayunos de San José”, almuerzos que se
reparten los domingos a unas 55 personas en la casa parroquial, con el
complemento de bocadillos para el mediodía. El centro de la Iglesia
Raíña da Paz ha sido uno de los lugares designados para recoger a las
personas que no pueden recibir ayuda en el territorio parroquial durante
la pandemia.
– Algunos de los grupos parroquiales que se mantienen en comunión y
en oración pidiendo por la solución de la presente crisis: Legión de
María; Camino Neocatecumenal; Marías de los Sagrarios; Adoración
Nocturna en sus dos grupos, masculino y femenino; Equipo de catequistas;
talleres de oración y vida (con un Cenáculo de oración); los coros
parroquiales de adultos y juvenil; grupo de 15 monaguillos; Consejo de
Asuntos Económincos (señálese el esfuerzo de coordinación de este último
grupo que, poco antes de iniciarse la cuarentena, había completado un
objetivo económico de más de 20.000 euros para desmontar el doble techo
parroquial y tiene pendiente las obras para su arreglo completo).
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