Que los cristianos miren al “gran” Juan Bautista como a un modelo de testimonio humilde de Jesús, que se anula a sí mismo hasta la muerte, para indicar la venida del Hijo de Dios. Es lo que ha dicho Papa Francisco en la Misa de esta mañana en Santa Marta, dirigiéndose a los matrimonios que celebraban su 50º aniversario y estaban presentes en la celebración.
Juan Bautista es el testigo que señala a Jesús

La liturgia de la Iglesia también hoy, como en los últimos días, nos hace reflexionar sobre la figura de Juan el Bautista, presentado en el Evangelio como el “testigo”. “Esta es su vocación”, explica el Papa en la homilía, “dar testimonio de Jesús”, “señala a Jesús” como “lámpara” frente a otras luces.

“Lámpara que indica donde está la luz, da testimonio de la luz. Él era la voz. Él mismo dice sí: “Yo soy la voz que grita en el desierto”. Él es la voz que da testimonio de la Palabra, señala la Palabra, el Verbo de Dios, la Palabra. Él solo es la voz. El era el predicador de la penitencia que bautizaba, el bautista, pero deja muy claro que: ‘Después de mí viene otro que es más fuerte que yo, más grande que yo, al que no soy digno ni de atarle las sandalias. Este os bautizará con fuego y Espíritu Santo’”.
La humildad de Juan, su negarse a sí mismo es un modelo para los cristianos

Juan es “lo provisional que indica lo definitivo” y el definitivo es Jesús. “Esta, observa el Papa, es su grandeza”, demostrada cada vez que el pueblo o los doctores de la ley le preguntan si él era el Mesías, a lo que él contestaba tajantemente: ‘No lo soy’.

“Este testimonio provisional pero seguro, fuerte, esa pequeña llama que no se deja apagar por el viento de la vanidad, esa voz que no se deja disminuir por la fuerza del orgullo, se convierte en uno que señala a otro, abre la puerta a otro testimonio, el del Padre, ese que Jesús menciona hoy: ‘Yo tengo un testigo superior al de Juan el Bautista, el Padre. Y Juan el Bautista abre la puerta a ese testimonio’. Y se escucha la voz del Padre: ‘Este es mi Hijo’. Fue Juan el que abrió esa puerta. Que grande este Juan, siempre se queda a un lado”.

Es humilde, “se anula a sí mismo”, destaca de nuevo el Padre, “tomando el mismo camino que tomará Jesús después”, el de vaciarse de sí mismo. Y así será al final: “en la oscuridad de una celda, en la cárcel, decapitado por el capricho de una bailarina, la envidia de una adúltera y la debilidad de un borracho”.

Si tuviéramos que hacer un retrato, dice Papa Francisco, “solo esto deberíamos pintar”. Una imagen que el Papa dirige hoy a los presentes, religiosos, obispos y también a matrimonios que celebran el 50º aniversario.
Que los cristianos con su vida abran el camino a Jesús

“Es un buen día para preguntarse sobre la propia vida cristiana, si hemos abierto el camino a Jesús, si nuestra propia vida está llena de ese gesto: señalar a Jesús. Agradecer por las muchas veces que lo han hecho, (se dirige a los matrimonios que celebran su 50º aniversario) con esta vejez joven o juventud envejecida, como el buen vino. Den un paso adelante para continuar siendo testigos de Jesús. Que Juan el gran testigo os ayude en ese nuevo camino que hoy comienzan”.
Aleteia
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