Este miércoles en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco ha querido pedir en la misa de manera especial por los periodistas y trabajadores de los medios de comunicación
“que trabajan para comunicar, hoy, para que la gente no se encuentre
tan aislada; por la educación de los niños, por la educación, para
ayudarles a soportar este tiempo de encierro”.
Ya en su homilía el Santo Padre comentó el Evangelio de San Juan en el que Jesús dice a los judíos: "Si permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres".
Según explicó Francisco, en este pasaje “hay una discusión tan fuerte
entre Jesús y los Doctores de la Ley. Y sobre todo, hay un intento de
mostrar la propia identidad: Juan intenta acercarnos a esa lucha por
aclarar la propia identidad, tanto la de Jesús como la de los médicos.
Jesús los pone en un rincón mostrándoles sus contradicciones. Y ellos,
al final, no encuentran otra salida que el insulto: es una de las páginas más tristes, es una blasfemia. Insultan a Nuestra Señora, la Virgen Santa".
El discipulado es la tarjeta de identidad del cristiano
Jesús habló de ‘permanece en mí’ –dijo el Papa- Permanece en el
Señor. No dice: ‘Estudia bien, aprende bien los argumentos’: lo da por
sentado. Pero va a lo más importante, lo que es más peligroso para la
vida, si no lo haces: quedarte. ‘Permanezcan en mi palabra’. Y aquellos
que permanecen en la palabra de Jesús tienen su propia identidad
cristiana. ¿Y cuál es? ‘Ustedes son verdaderamente mis discípulos’. La identidad cristiana no es una tarjeta que dice ‘soy cristiano’, una tarjeta de identidad: no. Es el discipulado.
Tú, si permaneces en el Señor, en la Palabra del Señor, en la vida del
Señor, serás un discípulo. Si no te quedas, serás uno que simpatiza con
la doctrina, que sigue a Jesús como un hombre que hace tanta caridad, es
tan bueno, que tiene los valores correctos, pero el discipulado es la
verdadera identidad del cristiano”.
De este modo, el Pontífice insistió en que “el que permanece en el Señor es un discípulo, y el discípulo es un ungido, un ungido por el Espíritu,
que ha recibido la unción del Espíritu y la lleva a cabo. Este es el
camino que Jesús nos muestra para la libertad y también para la vida. Y
el discipulado es la unción que reciben los que permanecen en el Señor”.
Por último, pidió: “Que el Señor nos haga comprender esto que no es fácil:
porque los doctores no lo entendieron, no se entiende sólo con la
cabeza; se entiende con la cabeza y el corazón, esta sabiduría de la
unción del Espíritu Santo que nos hace discípulos”.
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