Francisco
celebró este lunes la Eucaristía en la Casa Santa Marta y durante su
homilía el Papa comentó el Evangelio del día en el que los discípulos
eran criticados por no ayunar y Jesús responde que “nadie vierte vino nuevo en odres viejos”.
De este modo, el Santo Padre indicó que “la novedad de la Palabra del Señor, porque la Palabra del Señor siempre es novedad,
nos lleva hacia adelante siempre, siempre gana, es lo mejor de todo.
Vence la idolatría, vence la soberbia y vence esta actitud de estar
demasiado seguros de nosotros mismos, no por la Palabra del Señor sino
por las ideologías que he construido alrededor de la Palabra del Señor.
Hay una frase de Jesús muy buena que explica todo esto y que viene de
Dios, tomada del Antiguo Testamento: Misericordia quiero y no
sacrificios”.
Tal y como recoge Aciprensa,
Francisco también comentó la primera Lectura de la Liturgia del día del
Primer libro de Samuel para destacar la falta de docilidad de Saúl
porque creyó que su “interpretación” era la más correcta a pesar de
haberle pedido no tomar nada del pueblo.
“Cuando Samuel va a regañarlo de parte del Señor, él (Saúl) explica:
‘Pero, mira, había bueyes, había muchos animales gordos y buenos y con
ellos hice un sacrificio al Señor’. Él no metió nada en el bolsillo, los
demás sí. De hecho, con esta actitud de interpretar la Palabra de Dios
como le parecía correcto, permitió que otros pusieran algo del botín en
sus bolsillos. Los pasos de la corrupción: comienza con una pequeña desobediencia, una falta de docilidad, y continúa, continúa, continúa”, advirtió.
Así, Francisco explicó que el “pecado de falta de docilidad” está
precisamente en el “preferir” lo que “yo creo pienso y no lo que me
manda el Señor, y que quizá no entiendo”.
Por ello, el Papa afirmó que “cuando te obstinas delante a la
voluntad del Señor, eres un idólatra, porque prefieres lo que piensas,
ese ídolo, a la voluntad del Señor. Y a Saúl, esa desobediencia le costó
al reino: ‘Debido a que rechazaste la Palabra del Señor, el Señor te
rechazó como rey’. Esto debe hacernos pensar un poco sobre nuestra
docilidad. Muchas veces preferimos nuestras interpretaciones del
Evangelio o la Palabra del Señor al Evangelio y la Palabra del Señor.
Por ejemplo, cuando caemos en la casuística, en las casuísticas
morales... Esta no es la voluntad del Señor. La voluntad del Señor es
clara, la muestra con los mandamientos de la Biblia y te hace verla con
el Espíritu Santo dentro de tu corazón. Pero cuando soy obstinado y
convierto la Palabra del Señor en ideología, soy un idólatra, no soy
dócil. Docilidad, obediencia”.
Para concluir, el Santo Padre indicó que el ser “buen cristiano”
significa ser “dócil” a la Palabra del Señor, escuchar lo que el Señor
dice sobre la “justicia”, la “caridad”, el “perdón”, la “misericordia” y
no ser “incoherentes en la vida” al usar una “ideología para ir hacia adelante”.
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