Antonio Farías Sáa, un hacendado radicado en Sumampa (Santiago del
Estero) quería colocar en su estancia una capilla para la Virgen. Le
pidió a un amigo que vivía en Brasil que le enviara una imagen de la
Inmaculada Concepción de María.
El amigo le envió dos, la que le había encargado y otra de la Virgen
con el Niño Jesús. Cuando llegaron, fueron colocadas en una carreta y
partieron en caravana rumbo a Sumampa.
La imagen era llevada en carreta de Buenos Aires a Santiago del
Estero cuando se detuvo inexplicablemente a las orillas del río Luján
(67km de Buenos Aires), cerca de la casa de Don Rosendo Oramas.
Se cambiaron los bueyes y se bajó la carga. Los bueyes
rehusaban cruzar el río. Entonces alguien observó las dos pequeñas cajas
con las imágenes de la Virgen.
Bajaron la estatua de la Virgen con el Niño sin que nada sucediera,
pero cuando removieron la caja con la Inmaculada, inmediatamente los
bueyes echaron a andar.
Pronto la noticia se propagó y llegaban numerosos peregrinos.
Al principio la imagen fue llevada a la casa de Don Rosendo, quien
fabricó la capilla primitiva donde se veneró a Nuestra Señora durante
cuarenta años.
Un esclavo escogido por la Virgen, Manuel, fue traído de África y
vendido como esclavo en Brasil. Llegó al Río de la Plata a los 25 años
de edad, en la misma embarcación donde venia la bendita imagen de la
Virgen. Presenció el milagro en la estancia de don Rosendo y dedicó desde entonces su vida a cuidar a la Virgen de Luján.
Doña Ana de Matos, viuda de Siqueyras, tenía tierras junto al río
Luján, y quería construir una capilla y llevar la imagen a su casa.
En el 1671 habló con el Padre Juan de Oramas y la colocó en su casa,
pero la Santa Virgen desapareció y la encontraron en su antigua capilla.
Doña Ana volvió a llevar la imagen a su casa y por segunda vez regresó a
la estancia de Don Rosendo.
Luego de confirmar la veracidad de lo sucedido, la autoridad
eclesiástica autorizó oficialmente el culto público a la “Pura y Limpia
Concepción del Río Luján”.
Doña Ana donó el terreno para la realización del nuevo templo en el
año 1677 lugar en donde actualmente se encuentra la Basílica de Luján.
Juan de Lezica y Torrezuri, nacido en Vizcaya, España, fue curado
milagrosamente por la Santísima Virgen de Luján. En agradecimiento se
entregó por completo a la creación del nuevo templo y en agosto de 1754
se inicio la construcción.
En 1765 se terminó felizmente la obra y los cabildantes de Luján
eligieron y juraron a Nuestra Señora por celestial Reina y Patrona.
Orígenes de La Basílica Nacional de Luján
Hacia el año 1872, el arzobispo de Buenos Aires Federico Aneiros
entregó la custodia del templo a los sacerdotes de la congregación de la
Misión, conocidos como Padres Lazaristas (fundados por San Vicente de
Paúl).
En aquel entonces el Padre Jorge María Salvaire, fue herido en un
viaje por los indios y estuvo al borde de la muerte. En ese momento
realizó una promesa a la Santísima Virgen y milagrosamente fue sanado.
La promesa del Padre Salvaire fue, “Publicaré tus milagros…,
engrandeceré tu Iglesia”. En cumplimiento de este voto, publicó en 1885
la Historia de Nuestra Sra. de Luján.
En 1889 fue nombrado párroco de Luján y dedicó su vida y esfuerzos
para edificar la gran Basílica, con el apoyo de Monseñor Aneiros y la
colaboración de sus compañeros de congregación, inició la construcción
de la actual Basílica Nacional el 6 de mayo de 1890.
La basílica se inauguró en el 1935. El director de la obra fue el
ingeniero Ulrico Courtois. La basílica, de estilo gótico, tiene
preciosos vitrales.
La cripta de la basílica alberga muchos tesoros relacionados con la
historia de Luján, cuenta además con hermosas réplicas de todas las
advocaciones marianas de América.
El Padre Salvaire, en 1886, presentó al papa León XIII la petición
del episcopado y de los fieles del Río de la Plata para la coronación de
la Virgen.
El Pontífice bendijo la corona y le otorgó Oficio y Misa propios para
su festividad, que quedó establecida en el sábado anterior al IV
domingo después de Pascua.
La coronación canónica se realizó el 8 de mayo de 1887. El santuario recibió de Pío XII el título de Basílica en el año de 1930.
Juan Pablo II bendijo la imagen de Nuestra Señora de Luján el 11 de noviembre de 1995, con ocasión de la visita ad limina de los obispos argentinos.
El 13 de noviembre de 1998 el Papa visitó la iglesia nacional de
Argentina en Roma, el primer templo de una república americana situado
en la diócesis del Papa, y entronizó la imagen de la Virgen de Luján,
patrona de Argentina.
Dijo el Papa: “En la encrucijada del Tercer Milenio te
encomiendo, Madre Santa de Luján, la patria Argentina: las esperanzas y
anhelos de sus gentes; sus familias y hogares, para que vivan en
santidad; sus niños y jóvenes, para que crezcan en paz y armonía y
puedan encontrar su vocación humana y cristiana; te encomiendo también
el esfuerzo cotidiano y el diálogo solidario de los empresarios,
trabajadores y políticos, que en la Doctrina Social de la Iglesia
encuentran su inspiración más genuina”.
El Papa también suplicó a la Virgen patrona de la Argentina que
cuidara al pueblo argentino, lo sostuviera en la defensa de la vida, lo
consolara en la tribulación, lo acompañara en la alegría y lo ayudara
siempre “a elevar la mirada al cielo, donde los colores de su bandera se
confunden con los colores de tu manto inmaculado”.
El papa Juan Pablo II visitó la Argentina dos veces, la primera
durante la guerra de las Malvinas. El Papa también fue mediador para la
paz con Chile.
Oración a Nuestra Señora de Luján
Eres tú la mujer llena de gloria,
alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
alzada por encima de los astros;
con tu sagrado pecho das la leche
al que en su providencia te ha creado.
Lo que Eva nos perdió tan tristemente,
tú lo devuelves por tu fruto santo;
para que al cielo ingresen los que lloran,
eres tú la ventana del costado.
tú lo devuelves por tu fruto santo;
para que al cielo ingresen los que lloran,
eres tú la ventana del costado.
Tú eres la puerta altísima del Rey
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que cita Virgen nos devuelve
aplauda el pueblo que alcanzó salud.
y la entrada fulgente de la luz;
la vida que cita Virgen nos devuelve
aplauda el pueblo que alcanzó salud.
Sea la gloria a ti, Señor Jesús,
que de María Virgen has nacido
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternas y gozosos siglos.
que de María Virgen has nacido
gloria contigo al Padre y al Paráclito,
por sempiternas y gozosos siglos.
Amén.
Artículo originalmente publicado por Santopedia
Aleteia