Monasterio Santa María de Belvís
MM. DOMINICAS

¡Queridos hermanos en la Fe!
El próximo 31 de diciembre se clausurará el Año Jubilar en el convento dominico de Belvís en Santiago de Compostela. Con motivo del Séptimo Centenario de la Fundación del Monasterio de MM. Dominicas de Sta. Mª de Belvís, el pasado 25 de noviembre de 2013, la Penitenciaría Apostólica de la Santa Sede concedió el Decreto de Indulgencia Plenaria, por lo cual, durante el año 2014, podrán ganar dicha indulgencia, aquellos fieles que, realmente arrepentidos, con el espíritu desprendido del afecto de cualquier pecado, y cumpliendo las tres condiciones acostumbradas
Todo este año de Jubileo ha sido de una riqueza inconmensurable. Alabanza, Perdón y Gracia: tres regalos que Dios ha ido derramando a cada uno de los peregrinos que se han acercado. La comunidad dominica contemplativa se ha visto enriquecida desde el momento que se puso a trabajar para acoger a todas las personas que han querido vivir este Jubileo. Un trabajo a veces "no visible" que se ha desarrollado día tras día desde nuestro convento pero con la certeza de que "Dios ama al que da con alegría”.
Sabiendo que la Eucaristía es el centro de la vida cristiana, el mejor modo de dar apertura a este Año Santo, fue con la Celebración de la Eucaristía, seguida de la Exposición del Santísimo junto con el Cántico de las Vísperas, que tuvo lugar el día 31 de diciembre de 2013. Desde el inicio hemos intentado comunicar la Gracia especial de este Año Jubilar.
Nuestro deseo durante este Año Santo, se ha enmarcado en intensificar y mejorar nuestra respuesta de amor al Señor, que nos ama, ansiando crecer en caridad en medio de la Iglesia. “En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor”, esta convicción de la Santa de Lisieux, iluminada por la gracia de Dios, nos indica muy bien a todas las monjas contemplativas la tarea esencial de nuestra vocación “AMAR, PARA COMUNICAR A TODA LA HUMANIDAD EL AMOR”.
En este Año de Gracia, el Señor también nos ha bendecido con el don de tres hermanas que se han consagrado a Él para siempre con el compromiso de los votos perpetuos y con la Profesión Temporal de una hermana nuestra, que, tras sus dos años de noviciado, se compromete a vivir los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia.
Por todo lo que el Señor nos ha concedido y hemos vivido en este Año Jubilar, damos Gracias a Dios, nuestro Padre, el cual, desde su infinita y eterna bondad y misericordia nos concede siempre aquello que más nos conviene: “todo es para bien de los que le aman”. Y pedimos que, en lo que resta de este Año, nos conceda las gracias necesarias para vivir con generosidad y alegría, todo aquello que Su Divina Voluntad nos ofrezca, para mayor Gloria Suya, bien de toda la humanidad y provecho de nuestras almas.
Madre Catalina Lago Esperante
Priora del Monasterio de Santa María de Belvís
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