Homilía con motivo de la apertura de la XXI Asamblea General de Caritas Internationalis
El
papa Francisco pidió mirar directamente a los pobres para dejar de
fijarnos solamente en nosotros mismos. “Dios no habita en la grandeza
de lo que hacemos, sino en la pequeñez de los pobres que encontramos”,
afirmó.
El Pontífice presidió la misa de apertura de la XXI Asamblea General
de Caritas Internationalis en la Basílica Vaticana este jueves 23 de
mayo. Además, recomendó no “usar a los pobres” para escalar en la vida u obtener reconocimiento.
En su predicación, afirmó que la Iglesia debe contemplar a las
“personas” antes que concebir “programas” y mantener una mirada
“humilde” como la de aquellos que “saben buscar en los otros la
presencia de Dios”, sostuvo.
En su homilía, el Papa ha prevenido contra la tentación del
“eficientismo”, de pensar que todo va bien si se tiene bajo control: “la
Iglesia no hace el discernimiento delante de un ordenador (computador),
sino de las personas”.
En otro momento, subrayó, “como Iglesia, en reformarnos, debemos
evitar el “gatopardismo”, es decir, fingir que cambiamos algo para que
en realidad no cambie nada. El Señor no quiere cambios cosméticos,
quiere la conversión del corazón”.
“Esto sucede, por ejemplo, cuando, para tratar de mantenerse al día,
la superficie de las cosas se maquilla”, esto para “parecer joven”. “El
Señor no quiere ajustes cosméticos, quiere la conversión del corazón,
que pasa a través de la renuncia. Salir de uno mismo es la reforma
fundamental”, aseguró.
“¿Por
qué Jesús no siempre dio reglas claras y de rápida resolución? Aquí
está la tentación de la eficiencia, de pensar que la Iglesia está bien
si tiene todo bajo control, si vive sin problemas, con la agenda siempre
en orden. Todo regulado, así como también la tentación de la
casuística”.
El “Señor no procede así; “no envía una respuesta, envía el Espíritu
Santo. Y el Espíritu no viene con la agenda, viene como fuego”.
El Papa indicó que “Jesús no quiere que la Iglesia sea perfecta” como
una maqueta a escala, un modelo perfecto, complacida de su “propia
organización” y “capaz de defender su buen nombre”.
“Jesús no vivió así, sino en camino, sin temer los sacudones en la vida”. “El
evangelio es nuestro programa de vida. Nos enseña que las preguntas no
se tratan con la receta preparada y que la fe no es una hoja de ruta,
sino un “Camino” (Hechos 9: 2) para viajar juntos, siempre juntos, con
un espíritu de confianza”.
El Papa lamentó: “pobre de esas iglesias locales” afanadas por tener
una excelente organización.Por eso, instó ponerse en camino con Jesús a
través de tres elementos que ayudan a la Iglesia: la “humildad de
escuchar, el carisma del conjunto, el valor de la renuncia”. La Iglesia,
constató, no fue fundada para mantener “compromisos empresariales”.
El Pontífice destacó que la “humildad de escuchar” y “el coraje de la
renuncia” hacen parte del “carisma de estar juntos”, como una sola
familia. “De hecho, en la discusión de la primera Iglesia, la unidad
siempre prevalece sobre las diferencias”, aseguró.
Sin preferencias o estrategias individuales, “sino ser y sentir la
Iglesia de Jesús, reunidos alrededor de Pedro, en una caridad que no
crea uniformidad, sino comunión”.
Un carisma compartido, hecho por cada cristiano. “Es esencial, porque
realmente no puedes hacer el bien sin realmente preocuparte por ti
mismo”.
“La comunidad se basa en la Palabra de Dios y permanece en su amor”.
Lo vemos en Santiago – argumentó – que privilegia la “Palabra de Dios”
para que sea escuchada antes que sus propias palabras. “Mientras que las
voces del diablo y el mundo conducen a la división, la voz del Buen
Pastor forma un rebaño. Instó a quedarse cerca a Jesús en el Pan de la
eucaristía.
“Una sola familia humana, una casa común”, es el tema de este año del
encuentro de la Caritas, con un fuerte llamamiento a estar juntos para
afrontar la magnitud sin precedentes de las dificultades a las que se
enfrenta la humanidad.
Aleteia