El Papa Francisco celebró este martes la Eucaristía en la Casa
Santa Marta y en la homilía habló de la importancia de tener un corazón
similar al de Dios, capaz de estar al lado del sufrimiento de los
débiles y ser hermano con los hermanos y padre con los hijos.
De este modo, el Santo Padre dijo que “los sentimientos de Dios, Dios
Padre que nos ama -y el amor es una relación- pero es capaz de
enojarse… Es Jesús quien viene y nos da el camino, con el sufrimiento
del corazón, todo… Pero nuestro Dios tiene sentimientos. Nuestro Dios nos ama con su corazón, no nos ama con ideas, nos ama con su corazón.
Y cuando nos acaricia, nos acaricia con su corazón y cuando nos
reprende, como un buen padre, nos reprende con su corazón, sufre más que
nosotros”.
Por ello, Francisco explicó esta es una “relación de corazón a
corazón, de hijo a padre que se abre y si Él es capaz de entristecerse
en su corazón, también nosotros podemos ser capaces de entristecernos
delante a Él”. “No es sentimentalismo, es la verdad”, señaló.
Una comparación con los tiempos del diluvio
Según recoge Aciprensa, el Papa añadió que “no creo que nuestros tiempos sean mejores que los tiempos del diluvio, no creo:
las calamidades son más o menos las mismas, las víctimas son más o
menos las mismas. Pensemos por ejemplo en los más débiles, los niños. La
cantidad de niños hambrientos, de niños sin educación: no pueden crecer
en paz. Sin padres porque fueron asesinados en las guerras… Niños
soldados… Solo piensen en esos niños”.
Ante todo esto, el Papa Francisco exhortó pedir al Señor la gracia de tener “un corazón como el corazón de Dios similar al corazón de Dios” para ser capaces de comprender, acompañar y consolar.
“Existe la gran calamidad del diluvio, existe la gran calamidad de
las guerras de hoy donde pagan la cuenta de la fiesta los débiles, los
pobres, los niños, aquellos que no tienen recursos para seguir adelante.
Pensamos que el Señor está afligido en su corazón y acerquémonos al Señor y hablémosle, hablemos:
‘Señor, mira estas cosas, yo te comprendo’. Consolemos al Señor: ‘Te
comprendo y te acompaño’, te acompaño en la oración, en la intercesión
por todas estas calamidades que son fruto del diablo que quiere destruir
la obra de Dios”, concluyó.
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