
Con el tiempo se hizo sacerdote Oblato porque vio en ellos “hombres felices haciendo su trabajo, y hacían felices a otros”,
y porque sintió, claro, que Dios le llamaba. Justamente, los Oblatos de
María Inmaculada son los responsables de la Prefectura del Sahara
Occidental, desde que se creó en 1954. Allí, con la ayuda de lo que se
recolecta en la jornada de la Infancia Misionera, los oblatos ayudan a
familias pobres con muchos niños, o con niños con discapacidad,
colaboran con un centro de discapacitados y, últimamente, los niños de
madres migrantes en grave necesidad. Una ayuda que se dedica a pañales,
comida, leche materna, becas de estudio, material escolar, médicos…
- ¿En qué consiste el papel de la Iglesia en un territorio poblado por musulmanes?
- La Iglesia tiene siempre la misma labor en todo el mundo. Cierto,
en cada territorio, con sus peculiaridades, se resaltan algunos
aspectos, otros quedan menos “visibles”, pero siempre están ahí. Lo
primero, claro, cuidamos al pequeño rebaño que el Señor nos ha
concedido: unos pocos cristianos miembros de las Naciones Unidas en la
ciudad de El Aaiún, al norte. Y un grupo cambiante, pero creciente, de
migrantes subsaharianos (Guinea, Camerún, Senegal y Costa de Marfil).
Con estos últimos empiezan a surgir catequesis, catecumenados,
confesiones, acompañamientos... Es una gracia de Dios para nosotros. Les
acompañamos porque son los pobres de entre los pobres. Pero una buena
parte de nuestra vida está consagrada al encuentro con los musulmanes,
nuestros vecinos y nuestros amigos.
» Un icono inspirador para nosotros es el de Santa María en el
misterio de la Visitación. Cada encuentro es dirigido por el Espíritu
Santo. En cada encuentro está presente Jesús, aun cuando no se le
nombre. Creamos “plataformas” de amistad, de cariño, de respeto, de
conocimiento y confianza mutuas. Por supuesto, mucho tiempo y energía
están consagradas a la acción caritativa con los más pobres (algunos
cristianos, pero sobre todo musulmanes). Y claro, como toda la Iglesia
alabamos al Señor Jesús con nuestra oración y con nuestra vida. Nuestra
iglesia es pequeña, así que aquí todo es pequeño, pero muy
significativo.
- ¿Se dan conversiones?
- Es una muy buena pregunta. La conversión es un don de Dios.
Si la pregunta es si hay musulmanes que se hacen cristianos... no sé, en
Marruecos hay, más en el norte, y más en el ámbito de las iglesias
evangélicas. Sólo Dios sabe lo que sucede en el corazón de las personas.
Yo no he bautizado a nadie, si esa es la pregunta. Ahora, es el
Espíritu el autor y el protagonista de toda misión y de toda conversión.
El primero que debe convertirse es el mismo misionero, cuando llega y
se abre a este nuevo mundo. Y creo que, humildemente, en mí sí se ha
dado una conversión. Hoy amo a este pueblo con menos prejuicios, con
menos “egocentrismo” de mi parte. Creo que también se han dado pequeñas
conversiones en mucha gente que nos rodea. Creo que muchos musulmanes
que nos conocen tienen ahora una visión bien distinta de los cristianos,
de la Iglesia y, por qué no, de Jesús y de Dios. Más allá de esto,
Jesucristo es el Señor y el Dueño de la Historia. Es mi fe y mi
convicción. Yo vivo con alegría estos tiempos. Dios dirá y nos indicará
cuáles son sus designios para con este pueblo y para con nosotros.
- ¿Cómo ayudan ustedes a los inmigrantes, los “pobres entre los pobres”?
- Sí, los pobres de entre los pobres. La verdad, es que es un
fenómeno relativamente reciente en nuestra Prefectura. Hace unos años
abrimos los ojos y descubrimos miles de migrantes en El Aaiún y en
Dajla. Suelo explicar que nosotros somos “la cola” del embalse que forma
la gran “presa” que es el Mediterráneo. Digamos que “la ola” del
embalse ya “ha llegado” hasta nosotros. Son más visibles en Dajla. Aquí
pueden encontrar algo de trabajo, hacer algo de dinero para luego poder
seguir su ruta. Gracias a Infancia Misionera, gracias a las distintas
Caritas (Alemania, España, Rabat...), gracias a grupos y procuras de
nuestra congregación, a la Fundación Roviralta... podemos realizar
distintas labores de ayuda a migrantes.
» En El Aaiún lo dirige directamente una asociación local (Saqia
AlHamra) gracias a un proyecto de Caritas Rabat y Caritas España.
Nosotros, como iglesia local, les acompañamos y asistimos con material,
verificamos la acción, etc... En Dajla iniciamos este mes de febrero
otro proyecto financiado por Caritas Rabat y Alemania para atender las
necesidades de los migrantes de Dajla. Ambos proyectos están centrados
sobre todo en la cuestión sanitaria y médica, pero también se entregan
mantas, colchonetas para dormir, algo de ropa, comida... Se presta
atención a los bebes y a las madres de dan a luz en el territorio.
Necesitan leche materna de la farmacia porque las madres necesitan salir
a trabajar. Llevamos ya varios años trabajando en este sentido, y este
año se va a intensificar.
- Este domingo la Iglesia de España celebra la
jornada de la Infancia Misionera. ¿Realizan ustedes alguna actividad
pastoral centrada en los niños, aunque sean musulmanes?
» Otro aspecto de nuestro trabajo es la ayuda a familias pobres con
muchos hijos. Ayudamos con gastos escolares, matrículas, material
escolar, etc.… La idea es que los niños sigan en la escuela y no la
abandonen prematuramente. Es una condición ‘sine qua non’ para que puedan, en un futuro, romper ese círculo de la pobreza. Aquí también se va parte del dinero.
» Otro campo de trabajo son los niños discapacitados. En El Aaiún
damos algunas ayudas, aunque la acción más importante está en Dajla.
Allí colaboramos muy estrechamente con una asociación local (Asociación
Dajla de Discapacitados) creada por un amigo nuestro, Mohamed Fadel
Semlali, más conocido en Dajla como Buh. Su historia personal es muy
inspiradora. A los cuatro años se le detectó la polio y -previo permiso
paterno- fue acogido por los hermanos de San Juan de Dios. Hoy, fruto
del profundo agradecimiento por todo lo recibido, quiere ofrecer a los
niños y niñas discapacitados de Dajla la misma suerte y posibilidades.
“Gratis habéis recibido, dad gratis”, nos dice Jesús. Y eso hace él.
Nosotros, los misioneros oblatos, vivimos en El Aaiún, a 538 km de
Dajla. Así que él, Buh, tiene las llaves de la casa e iglesia de Dajla.
Si pasa algo, él nos avisa. Podríamos decir que es nuestro “sacristán
musulmán”. Un amigo y hasta un hermano. Que yo sepa, siempre ha estado
cerca de la Iglesia, aun cuando por causas de la guerra
Marruecos-Polisario (1979-1991) era muy difícil viajar hasta Dajla y la
iglesia de allí estuvo prácticamente “cerrada”. Es un hermano, una
amistad heredada de mis predecesores oblatos. Y un regalo de Dios.
» De forma paralela, cuando él decide crear la asociación para ayudar
a las personas discapacitadas y luego un centro de terapia, la Iglesia
siempre ha estado a su lado. Acompañando lo primero como testigo, a
veces asesorando, otras buscando fuentes de financiación, trayendo -o
acogiendo- voluntarios profesionales que venían para colaborar en el
centro como profesionales, atendiendo a los niños o formando a las
terapeutas...
Testimonio de Mahamed Fadel, director del centro de ayuda a
discapacitados al que apoya la Prefectura del Sahara Occidental gracias a
Infancia Misionera
- ¿Cuál es la labor que realiza este centro para discapacitados que apoya la Infancia Misionera?
- El primer objetivo por el que se creó la asociación era
hacer un estudio de la realidad y situación de las personas
discapacitadas de la ciudad y región de Dajla. El segundo, claro,
ofrecer terapia y rehabilitación a los niños y niñas con dificultades de
allí. Primero se centraron el plano motor, y pronto se vio necesario
ampliar a la parte “cognitiva”. Ambos aspectos son ahora atendidos, y
tengo que decir que, a pesar del lugar, de la dificultad inherente de
tener un centro aquí, trabajan con mucha profesionalidad. Por aquí han
pasado muchos profesionales y todos “alaban” la labor que hace.
Permítame que mencione aquí a Lorena Enebral Pérez, fallecida el 11 de
Septiembre de 2017 en Afganistán, asesinada por el acompañante de uno de
sus pacientes. Ella estuvo aquí varios meses para formar a las
terapeutas. Su huella es imborrable.
» Además, a través del centro se desarrollan campañas varias de ayuda
a niños y adultos. Por ejemplo, Ruta de la Luz/Cione. Vienen cada año,
revisan niños y adultas para ofrecerles gafas graduadas y audífonos. Una
amiga de la Congregación, médico pediatra jubilada, viene cada año
también un mes o más para atender a niños, niñas, y madres
gratuitamente. Es una labor encomiable. Y otras muchas acciones que
benefician a toda la ciudad.
- ¿Y cómo les ha apoyado Infancia Misionera?
- Infancia Misionera ha apoyado a la Prefectura desde hace mucho
tiempo. Cada año la Prefectura solicita el subsidio ordinario.
Normalmente recibimos 8.000 dólares que gastamos en las distintas
necesidades. Normalmente las antes indicadas, aunque lógicamente, cada
año es diferente. Pero son las antes mencionadas: familias pobres
marroquíes con muchos niños, o con niños con discapacidad, el centro de
discapacitados y, últimamente, los niños de madres migrantes en grave
necesidad. Hemos comprado pañales, comida, leche materna. Hemos pagado
“becas de estudio”, comprado material escolar. Hemos pagado tratamiento
médico y terapéutico a niños con discapacidad...
» En relación con el centro de discapacitados, la ayuda ha
sido anual. Quizás lo más importante ha sido que Infancia Misionera ha
cofinanciado la formación en kinesioterapia en la escuela ESPA de Rabat
de una de las terapeutas. Esto ha sido y es fundamental para garantizar
la profesionalidad del centro y no depender más de voluntarios
extranjeros que venían una semana una vez al año. Otras ayudas, han sido
cubrir los gastos de alojamiento de cooperantes o voluntarios
profesionales llegados para trabajar en el centro (cada año
prácticamente dos o tres “visitas”), los gastos de estancia de la médico
pediatra, compra de medicamentos, ayudas directas a modo de donativo,
pagar el salario de una de las terapeutas...
» Sí quiero explicar que la ayuda financiera estaba siempre orientada
a mejorar el tratamiento del centro. Y aun cuando se ofreciera dinero
como donativo de forma directa, ésta no ha representa más que un 10% del
presupuesto global del centro. El centro es hoy por hoy autosuficiente.
- Padre, para concluir, después de este trabajo
inmenso y como usted me cuenta que en estos años no ha bautizado a
ningún musulmán, ¿qué sabor le queda como misionero?
- Yo soy feliz en mi trabajo, muy feliz. Tengo mis defectos, mis
limitaciones, pero en todo momento me he sentido y me siento misionero,
discípulo de Cristo. A veces, el problema está en no comprender bien qué
es la Evangelización, que no se resume en bautizar, y créame, no lo
minusvaloro. Pero la obra de la Evangelización es obra del Espíritu
Santo y de toda la Iglesia. Yo, nosotros, no somos más que unos
cooperadores del Espíritu. Una parte pequeña dentro de la gran obra que
realiza el Señor a través de la Iglesia. Ésta, la Iglesia, nos ha
encomendado esta parcela suya y me siento feliz con ella. Lo que pase en
un futuro, sólo Dios lo sabe. Nosotros nos encomendamos a lo que Dios
nos ha ofrecido hoy y aquí. Él siempre nos sorprende. Este año, quizás
tengamos el primer bautismo en mucho tiempo, con un joven de Costa de
Marfil. De hecho, he aprovechado este viaje para comprar catecismos y
guías pedagógicas para el catecumenado de adultos.
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