
“Comienzo mi peregrinación en este histórico recinto donde Simón
Bolívar convocó a los líderes de su tiempo para forjar el sueño de la
unificación de la Patria Grande”. Con estas palabras el Santo Padre ha
recordado, ante las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo
Diplomático de Panamá presentes en el Palacio de la Cancillería, el Congreso Anfictiónico convocado por Simón Bolívar en 1826 que tuvo como objetivo buscar la unión o confederación de los estados de América.
Una inspiración – ha puntualizado Francisco – que transparentó que
hoy se pueda contemplar a Panamá “como tierra de convocatoria y sueños”,
y que lo transparenta también hoy “el desembarco de miles de jóvenes que traen consigo el deseo y las ganas de encontrarse y celebrar”.
Tierra de convocatoria
Francisco, hablando a cerca de la privilegiada ubicación de Panamá,
entre océanos y tierra natural, ha asegurado que cada uno de sus
habitantes “ocupa un lugar especial en la construcción de la nación”
y es por ello que están llamados “a velar para que esta tierra pueda
cumplir su vocación a ser tierra de convocatorias y encuentros”. Y para
que esto sea posible, el Papa ha señalado la importancia de “la
decisión, el compromiso y el trabajo cotidiano” para que todos los
habitantes de este suelo tengan la oportunidad de sentirse “actores de
su destino”.
Aunque también para ser tierra de convocatorias, Francisco ha señalado otro punto importante: “celebrar, reconocer y escuchar lo específico de todos los hombres y mujeres que conforman el rostro panameño”
pero sobre todo de “cada pueblo originario”, pues – tal y como ha
afirmado el Papa – “la genialidad de estas tierras está marcada por la
riqueza de sus pueblos originarios, que tanto tienen que decir y
recordar desde su cultura y visión del mundo”.
Escuchar el reclamo de los jóvenes
Durante su discurso, el Papa también ha pedido a las autoridades
civiles y cuerpo diplomático escuchar el reclamo de las nuevas
generaciones “!de llevar una vida conforme a la dignidad y autoridad que les ha sido confiada”.
“Es una invitación – dice Francisco - a vivir con austeridad y
transparencia, llevar una vida que demuestre que el servicio público es
sinónimo de honestidad y justicia, y antónimo de cualquier forma de
corrupción”. Este reclamo de los jóvenes además supone un “compromiso” –
ha continuado – “en el que todos ―comenzando por quienes nos llamamos
cristianos― tengamos la osadía de construir «una política auténticamente
humana» que ponga a la persona en el centro como corazón de todo”.
Tierra de sueños
Su Santidad también ha asegurado que Panamá se convertirá en estos
días, por un lado, en “tierra de sueños” al hospedar los sueños de los
jóvenes de la JMJ, y por otro, en un hub” de la esperanza, es decir, un
“punto de encuentro donde jóvenes provenientes de los cinco continentes,
cargados de sueños y esperanzas, celebrarán, se encontrarán, rezarán y reavivarán el deseo y su compromiso por crear un mundo más humano”.
En este sentido, y para concluir, el Papa Francisco ha expresado que “otro mundo es posible” y lo sabemos. “Son
precisamente los jóvenes quienes nos invitan a involucrarnos en su
construcción para que los sueños no queden en algo efímero o etéreo,
para que impulsen un pacto social en el que todos puedan tener la
oportunidad de soñar un mañana”, pues – ha finalizado – “el derecho al
futuro es también un derecho humano”.
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