La grave crisis desatada en la Iglesia Católica en Estados Unidos tras el devastador informe del fiscal de Pensilvania
y el caso del cardenal McCarrick sigue desatando reacciones entre los
obispos estadounidenses ante la gravedad de los hechos conocidos.
El último en manifestarse y además de manera muy contundente ha sido el obispo de Madison, Robert C. Morlino,
que afirma estar cansado de la ocultación de la verdad y del daño
realizado a tantos inocentes por parte de sacerdotes católicos e incluso
obispos.
Monseñor Morlino apunta además a la raíz del problema: “Es hora de admitir que hay una subcultura homosexual dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica que está causando una gran devastación en la viña del Señor”.
"¡Estoy cansado!"
En una carta dirigida a su diocesanos, el obispo de Madison afirma: “Por mi parte, y sé que no estoy sólo, estoy cansado de esto. ¡Estoy cansado de esto, estoy cansado de que la gente sea herida, gravemente herida!
Estoy cansado de la confusión de la verdad. Estoy cansado del pecado.
Y, como alguien que ha intentado, a pesar de mis muchas imperfecciones,
entregar mi vida por Cristo y su Iglesia, estoy cansado de la violación
habitual de los sagrados deberes por parte de aquellos a quienes el
Señor confió la inmensa responsabilidad del cuidado de su pueblo”.
En su escrito, Morlino reflexiona afirmando que “ante las historias
de la depravación de los pecadores dentro de la Iglesia, he tenido la
tentación de desesperarme. ¿Y por qué? La realidad del pecado, incluso
el pecado en la Iglesia, no es nada nuevo. Somos una Iglesia hecha de
pecadores, pero somos pecadores llamados a la santidad. ¿Entonces qué
hay de nuevo? Lo que es nuevo es la aparente aceptación del pecado por parte de algunos en la Iglesia,
y los esfuerzos aparentes para cubrir el pecado por parte de ellos y
otros. A menos que, y hasta que tomemos en serio nuestro llamado a la
santidad, nosotros, como institución y como individuos, sigamos
sufriendo los ‘salarios del pecado’".
"Nos hemos negado a llamar pecado a un pecado"
El obispo de Madison asume que en la Iglesia se ha difuminado durante demasiado tiempo la realidad del pecado. “Nos hemos negado a llamar pecado a un pecado,
y hemos excusado el pecado en nombre de una noción equivocada de
misericordia. En nuestros esfuerzos por abrirnos al mundo, nos hemos
vuelto muy dispuestos a abandonar el Camino, la Verdad y la Vida”,
agrega
¿Por qué hacemos esto? ¿Es por un ferviente deseo de mostrar una sensación equivocada de "pastoral"? ¿Hemos cubierto la verdad por miedo?, se pregunta el obispo.
En su opinión, al final las excusas no importan y el objetivo debe
ser acabar con el pecado. “Debe ser eliminado y nuevamente considerado
inaceptable. ¿Amar a los pecadores? Sí. ¿Aceptar el verdadero
arrepentimiento? Sí. Pero no digas que el pecado está bien. Y no
pretendan que las violaciones graves de los cargos y la confianza no
tengan consecuencias graves y duraderas”, explica
"Comodidad con el pecado"
En su carta, Morlino afirma que “hay un cierto nivel de comodidad con el pecado que ha llegado a impregnar nuestra enseñanza, nuestra predicación, nuestra toma de decisiones y nuestra propia forma de vida”.
Yendo al fondo de la cuestión, el obispo de Madison explica a sus diocesanos que en las últimas polémicas “estamos hablando de actos sexuales desviados, casi exclusivamente homosexuales, por parte de clérigos.
También estamos hablando de proposiciones homosexuales y abusos contra
seminaristas y sacerdotes jóvenes por parte de poderosos sacerdotes,
obispos y cardenales. Estamos hablando de actos y acciones que no solo
violan las promesas sagradas hechas por algunos, sino que también violan
la ley moral natural para todos. Llamarlo de otra manera sería engañoso
y solo ignoraría más el problema”.
Los problemas reales
En su opinión, se ha intentado separar también dentro de la Iglesia
entre los actos de homosexualidad “ahora culturalmente aceptables” de
los actos de pedofilia. Recuerda el obispo que “hasta hace poco, los
problemas de la Iglesia han sido pintados puramente como problemas de
pedofilia, esto a pesar de la clara evidencia de lo contrario. Es hora de ser honesto, los problemas son ambos y son más.
Caer en la trampa de analizar los problemas de acuerdo con lo que la
sociedad pueda considerar aceptable o inaceptable es ignorar el hecho de
que la Iglesia nunca ha aceptado NINGUNO de ellos como aceptable, ni el
abuso de niños ni el uso de la sexualidad fuera del matrimonio”.
“Es hora de admitir que hay una subcultura homosexual dentro de la jerarquía de la Iglesia Católica que está causando una gran devastación en la viña del Señor”, sentencia Morlino.
El prelado insiste en que la enseñanza de la Iglesia es clara en el
sentido de que la inclinación homosexual no es pecaminosa en sí misma,
sino que está intrínsecamente desordenada de tal manera que hace que un
hombre que tenga esta tendencia en él no sea apto para ser sacerdote.
Puede leer aquí (en inglés) la carta íntegra del obispo de Madison
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