El Pontífice continuó este 19 de mayo de 2017 la iniciativa ‘Viernes
de la Misericordia’, una costumbre que inició en el Jubileo (2015-2016)
para poner en práctica las obras de misericordia corporales y
espirituales.
‘Perdón por la molestia, he respetado el horario de silencio para la siesta (después de almuerzo) ¿verdad?’,
dijo bromeando el papa Francisco, así como está escrito en el aviso a
la entrada de los apartamentos para mantener la ‘sana convivencia’ y
evitar rumores molestos.
El párroco de Stella Maris, una de las seis parroquias de Ostia,
periferia de Roma, p. Plinio Poncina, avisó, hace dos días, que iría a
bendecir las casas de un conjunto residencial popular; lugar donde viven
personas de clase media, o que no tienen como pagar un arriendo,
especialmente pensionados, y piden ayuda a la alcaldía local que les
asigna una casa.
Las familias estaban informadas de que el día viernes en la tarde
recibirían la visita del párroco para la tradicional bendición de
Pascua, no esperaban una sorpresa mayor; quien tocaba al timbre de la puerta en el lugar del párroco era el mismo papa Francisco.
Bergoglio, siempre ha comentado a sus amigos y conocidos más cercanos
que él nació para ser cura. Pues así, se paseó por el barrio como
‘párroco’ y se entretuvo con doce familias (en Plaza Francesco Conteduca
11) a las que regaló el rosario.
Ostia, hace parte de la Comuna de Roma, con más de 100.000
habitantes, es una zona de la capital que vive el contraste del
bienestar y también de la marginación y la pobreza. Las parroquias hacen
parte del tejido social del territorio que ofrece a los jóvenes y las
personas más vulnerables un lugar para ser parte de una comunidad.
Aleteia