Año 1444. Nació cerca de Siena en Italia en el año 1380. Su padre era
gobernador. Quedó huérfano de padre y madre a los siete años.
Bernardino fue siempre un modelo de amabilidad y bondad.
De joven se afilió a una asociación piadosa llamada "Devotos de
Nuestra Señora" que se dedicaba a hacer obras de caridad con los más
necesitados. En el año 1400 estalló en Siena la epidemia de tifo negro.
Bernardino preparaba muy bien a los que ya se iban a morir, para que
murieran en paz con Dios.
En el año 1402 entró de religioso
franciscano. Nuestro santo nació el día de la fiesta del nacimiento de
la Santísima Virgen, el 8 de septiembre. Y en esa misma fecha recibió el
bautismo.
Y también un 8 de septiembre recibió el hábito de franciscano y en
ese gran día de la Natividad de Nuestra Señora recibió la ordenación
sacerdotal (en 1404) Estando rezando todos los religiosos por la
mañana, de pronto un joven novicio, sin poder contenerse, interrumpió la
oración y le dijo: "Hermano Bernardino: no ocultes más las cualidades
que Dios te ha dado. Vete a Milán a predicar". Iguales palabras le
fueron dichas cada uno de los tres días.
Todos consideraron que esto era una manifestación de la voluntad de
Dios y le aconsejaron que se fuera a la gran ciudad a predicar la
Cuaresma. Las multitudes empezaron a asistir en inmensas cantidades a
sus sermones. Y desde 1418 hasta su muerte, por 26 años Bernardino
recorre pueblos, ciudades y campos predicando. Se levantaba a las 4 de
la mañana y durante horas y horas preparaba sus sermones.
Cada predicación era un entusiasmarse todos por Jesucristo y gran
conversión de pecadores. Recorrió todo su país (Italia) a pie,
predicando, a todos les recomendaba que se arrepintieran de sus pecados
y que hicieran penitencia por su vida mala. Atacaba sin compasión los
vicios y las malas costumbres e invitaba con gran vehemencia a tener un
intenso amor a Jesucristo y la Virgen María.
Por todas partes llevaba y repartía un estandarte con estas tres
letras: JHS (Jesús, Hombre, Salvador) e invitaba a sus oyentes a sentir
un gran cariño por el nombre de Jesús. Donde quiera que San Bernardino
predicaba, quedaban muchos estandartes en palacios y casas con sus tres
letras: JHS. En Polonia predicó contra los juegos de azar y las
gentes quemaron todos los juegos de azar que tenían.
Un fabricante de naipes se quejó con el santo diciéndole que lo había
dejado en la ruina, y él aconsejó: "Ahora dedíquese a imprimir estampas
de Jesús". Así lo hizo y consiguió más dinero que el que había logrado
conseguir imprimiendo cartas de naipe. Los envidiosos lo acusaron ante
el Papa diciendo que Bernardino recomendaba supersticiones. El Papa
lo invitó a Roma y lo examinó delante de los cardenales y quedó tan
conmovido el Sumo Pontífice al oírle sus predicaciones, que le dio orden
para que pudiera predicar por todas partes.
Durante 80 días predicó en Roma e hizo allí 114 sermones con enorme
éxito. El Papa quiso nombrarlo arzobispo, pero el santo no se atrevió a
aceptar. Lo nombraron superior de los franciscanos. Cuando Bernardino
entró en la comunidad de franciscanos observantes, solamente había en
Italia 300 de estos religiosos.
Cuando él murió ya había más de 4.000. En su rostro se notaba que era
un verdadero penitente, atraía más la admiración de las gentes.
Acompañaba sus predicaciones con admirables milagros y prodigios. En su
ciudad natal, Siena, había muchas divisiones y peleas. Se fue allá y
predicó 45 sermones que devolvieron la paz a toda esa región.
Verdaderamente Bernardino era un gran maestro de oratoria.
En 1444, mientras viajaba por los pueblos predicando, se sintió muy
débil y al llegar al convento de los franciscanos en Aquila, murió
santamente el 20 de mayo.
El Papa Nicolás V, lo declaró santo en 1450 a los 6 años de haber muerto.
Artículo originalmente publicado por evangeliodeldia.org
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