A.- Todos los seres humanos somos seres religiosos por naturaleza,
fuimos creados capaces de relacionarnos con lo trascendente. ¿Cómo lo
sabemos? Porque buscamos el sentido de la vida y el sentido definitivo
de las cosas que nos pasan, porque nos preguntamos de dónde venimos y a
dónde vamos, porque no somos conformistas, estamos siempre
insatisfechos, porque nos cuestionamos cosas que van más allá de lo que
vemos.
Y esto lo podemos hacer gracias a las facultades del alma: somos
seres capaces de conocer y de amar y en consecuencia capaces también de
vincular nuestra vida a un “principio” rector que le da a la vida
plenitud, unidad y armonía; sentido, en fin de cuentas.
El vincular la vida a este “principio” rector (Dios) es la actitud propiamente religiosa del ser humano aunque este se confiese ateo.
El ser humano es capaz de Dios, dice el catecismo de la Iglesia Católica. “El
deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre
ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios no cesa de atraer al hombre
hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que
no cesa de buscar” (Catecismo, 27).
B.- Cuando aquí hablo de religioso y de espiritual me refiero, única y exclusivamente, al ámbito de la fe cristiana.
1.- EL TÉRMINO RELIGIOSO
El término religioso puede ser un sustantivo o un adjetivo.
a.- El término religioso como sustantivo: El apelativo religioso evoca a la
persona que se dedica de manera especial al culto divino, siguiendo el
camino de la perfección cristiana a través de los consejos evangélicos:
pobreza, castidad y obediencia, principalmente. Y a través de
un carisma presta un servicio de caridad en cualquier ámbito. En este
sentido el término religioso tiene una connotación jurídica, no solo
está relacionado con la persona sino también y por extensión con un
instituto al que se pertenezca. (Lumen Gentium, cap VI. Canon 607).
b.- El término religioso como adjetivo: Con esta palabra se hace referencia a la religión como virtud.
La religión es la virtud moral que le permite al ser humano dar a Dios
el culto y el respeto debidos como primer principio creador y regidor de
todas las cosas. Una persona es religiosa cuando tiene un estilo de
vida o un comportamiento que lo relaciona directa y explícitamente con
la religión.
En este sentido, religioso es toda aquella persona que sea coherente
con la fe cristiana en la que cree. También, y por extensión, se
considera como religioso el lugar o el ambiente que tienen su
fundamento, razón de ser o inspiración en la religión.
Ahora, no hay que confundir lo sagrado con lo religioso aunque haya
una especie de afinidad en el sentido de que ambos tienen una relación
con la divinidad. El término sagrado indica una condición objetiva y el término religioso subraya la condición subjetiva.
2.- EL TÉRMINO ESPIRITUAL
El término espiritual también es un adjetivo. Lo espiritual es perteneciente o relativo al espíritu. Por extensión, espiritual es aquella persona que cultiva su espíritu en oposición a un marcado interés general por lo material.
El término espiritual también es un adjetivo. Lo espiritual es perteneciente o relativo al espíritu. Por extensión, espiritual es aquella persona que cultiva su espíritu en oposición a un marcado interés general por lo material.
La dimensión espiritual del ser humano es la base de una
espiritualidad. Es decir, y etimológicamente hablando, lo espiritual es
la condición y naturaleza de la espiritualidad. La noción de espíritu
está vinculada al don sobrenatural que Dios concede a las personas y que
hay que diferenciar del alma racional.
Lo espiritual es algo inherente a lo religioso pues no se puede ser religioso sin ser espiritual,
sin tener una espiritualidad. Una persona religiosa, en los sentidos
descritos anteriormente, será cada vez más espiritual si ahonda en las
motivaciones que le mueven a actuar; ser espiritual o tener una
espiritualidad es darle contenido a lo que se hace religiosamente; es
darle base a una forma. La espiritualidad es como el motor de la persona
religiosa.
En la religión cristiana una persona será espiritual si deja al
Espíritu Santo hacer su trabajo, si se deja moldear por Él conforme a la
imagen de Cristo. Su trabajo en nosotros consiste en santificarnos:
hacernos como Cristo.
Hay pues una relación intrínseca entre lo religioso y lo
espiritual, de tal manera que la religión es espiritual y la
espiritualidad debe ser religiosa.
Lo espiritual tiende a ser más personal y privado y lo
religioso tiende a incorporar el rito y la oración públicos así como
también a corresponder públicamente a una verdad dogmática o teológica.
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