Los mártires y los santos nos muestran también hoy el camino de la unidad en Cristo, ha reiterado el Papa Francisco a los miembros de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias Ortodoxas Orientales recibidos en audiencia en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano este 27 de enero de 2017.
“Así como en la Iglesia primitiva la sangre de los mártires fue semilla de nuevos cristianos, también hoy la sangre de tantos mártires es semilla de unidad entre los creyentes, signo e instrumento de un porvenir de comunión y paz”, dijo el Papa.
Desde el principio de su alocución ha llamado al grupo de teólogos ortodoxos: “hermanos en Cristo”.
De esta manera, el papa Francisco ha animado a que las iglesias
cristianas de Oriente y Occidente sigan caminando juntas para que llegue
un día la anhelada unidad. Se cumple un siglo del llamado Cisma (1054),
una división sobre todo cultural entra la Iglesia en Occidente (latín) y
la de Oriente bizantino (helenística griega) con consecuencias también
teológicas, doctrinales y sacramentales.
Igualmente, ha recordado el testimonio de tantos mártires y santos que son un punto de encuentro: “Ellos
nos revelan el corazón de nuestra fe, que no consiste en un mensaje
genérico de paz y de reconciliación, sino en el mismo Jesús, crucificado
y resucitado. Él es nuestra paz y nuestra reconciliación (cfr Ef 2,14; 2 Cor 5,18)”.
El Obispo de Roma llama a los teólogos ortodoxos y católicos a ser
discípulos para “testimoniar por doquier” el amor cristiano “humilde
que reconcilia al hombre de todo tiempo”, insistió.
Luego ha abierto la reflexión a una preocupación común; la violencia que impera en el mundo contra los cristianos.
“Allí donde la violencia llama más violencia y donde la violencia
siembra la muerte, nuestra respuesta es el fermento puro del Evangelio,
que, sin prestarse a lógicas de fuerza, hace surgir frutos de vida
también en la tierra árida y auroras de esperanza después de las noches
de terror”.
En este sentido, ha invocado a los mártires y los santos para que nos muestren el camino de la unidad en Cristo.
De los 215 millones de cristianos perseguidos en el mundo, los fieles
de las Iglesias ortodoxas cargan con un gran peso, sobre todo en
Oriente Medio, porque sufren las consecuencias del terrorismo y la
persecución.
Por ello, el Papa Francisco ha indicado que ante el odio y la
violencia que genera más violencia, ellos son testimonios junto a Jesús y
su mensaje de paz.
“Muchos de ustedes pertenecen a Iglesias que asisten
cotidianamente al ensañamiento de la violencia y a actos terribles,
perpetrados por el extremismo fundamentalista”, expresó.
En su discurso, ha explicado que estos sufrimientos “se arraigan con mayor facilidad en contextos de pobreza, injusticia y exclusión social,
debidas también a la inestabilidad generada por intereses de parte, a
menudo externos, y por conflictos precedentes, que han producido condiciones de vida miserables y desiertos culturales y espirituales, en los cuales es fácil manipular e instigar al odio”.
Francisco ha subrayado el sufrimiento de las Iglesias orientales
“llamadas a sembrar concordia y a reconstruir pacientemente la
esperanza, confortando con la paz que viene del Señor, una paz que juntos tenemos que ofrecer a un mundo herido y lacerado”. El sufrimiento de estos fieles cristianos ortodoxos es un sufrimiento también para los católicos.
“¿Un miembro sufre? Todos los demás sufren con él» (1 Cor 12,26)”, ha expresado, al citar a San Pablo.
El Obispo de Roma ha mostrado su cercanía a través de la oración porque “sus sufrimientos son nuestros sufrimientos”.
“Me uno a ustedes en la oración, invocando el fin de los conflictos y
la cercanía de Dios a las poblaciones probadas, en especial a los
niños, los enfermos y los ancianos”, aseguró.
El Papa ha asegurando que lleva en su corazón, en especial, “a los obispos, sacerdotes, consagrados y fieles, víctimas de secuestros crueles, y a todos aquellos que han sido tomados como rehenes o reducidos a la esclavitud”.
Diferencias teológicas
Por otro lado, el Sucesor de Pedro dio las gracias por el ícono
ortodoxo que le regalaron y que representa la sangre de Cristo, que “revela la redención desde el vientre de la Virgen”. Así, Francisco ha subrayado un punto en común con los ortodoxos la fe en María.
Existen otras discrepancias teológicas entre ambas iglesias. La
ortodoxa sostiene que María fue concebida en pecado original como las
demás criaturas, algo que contradice el dogma de fe católico que
sostiene la Inmaculada Concepción de María.
A pesar de que aún existen diferencias rituales, el Papa ha
agradecido el trabajo de la Comisión teológica católica-ortodoxa que
inició sus trabajos en 2003. Este grupo está encargado de dialogar sobre
cuestiones teológicas o doctrinarias. El grupo teológico
católico-ortodoxo ha reflexionado durante la esta semana sobre los
aspectos teóricos y eclesiales de la Eucaristía.
En este sentido, el Papa ha invitado al grupo a proseguir. “Alimento
la esperanza que su obra nos pueda indicar caminos importantes para
nuestro andar, facilitando el camino hacía el día tan esperado en el
cual tendremos la gracia de celebrar el Sacrificio del Señor”. En otras palabras, una eucaristía con un rito compartido católico- ortodoxo.
Ary Waldir Ramos Díaz
Aleteia