En la mente tenemos todo tipo de ideas acerca de la vida, de los planes para el futuro próximo, de un trabajo ideal. Probablemente, en este punto se ha puesto en marcha tu imaginación y visualizas todo lo que deseas, y que no se ha hecho realidad aún.
Pero, ¿qué hacer con esto? ¿Estás esperando el momento adecuado para decir: sí, éste es exactamente el momento de actuar? ¿Está esperando hasta que tengas más dinero, encuentres a tu hombre ideal, arregles tu vida emocional o acabes más estudios? ¿Sabes cuándo llegue este momento ideal? Yo lo sé – nunca.

No esperes a que el maná caiga del cielo

Es un poco como tirarte un cubo de agua fría en la cabeza. Después de todo, tienes un plan bien pensado y tan pronto como se presente la oportunidad, empezarás a realizarlo. Mientras tanto, te tienes que preparar para esto. No puedes comenzar simplemente. No intentarás a hacer fotografías hasta que no te compres un buen equipo (después de todo, él hará de ti un fotógrafo profesional); no comenzarás a correr, porque no puedes permitirte unos zapatos especiales de diseño; no irás a trabajar (aunque deberías), porque las condiciones económicas están por debajo de tus expectativas; no irás a una cita, porque ese hombre no se ciñe a tu ideal…
En fantasear con visiones imaginarias somos unos expertos. Un poco peor se nos da tratar de dar un pequeño paso para poder realizarlos. Del mismo modo, que la aceptación del hecho de que es suficiente lo que tenemos para cambiar nuestras vidas. Porque, si hay que trabajar, tiene que ser en una empresa de renombre; si hay que llevar un negocio, tiene que muy rentable desde el principio; si hay que pintar, tienen que ser obras de arte.

Pocos recuerdan que, los más grandes de este mundo empezaban por algo nada atractivo. ¿La pasión? Viene después. Primero es el trabajo. La espera de que caiga el maná del cielo, no hará que dejemos de tener hambre.

El miedo puede convertirse en tu aliado

Cuántas veces he oído de los demás hablarles del deseo de alcanzar un mayor desarrollo personal. ¡Ay! Yo misma hablo mucho de ello. Más veces lo digo y menos veces lo hago. Un nuevo proyecto, una nueva página web, talleres sobre todo y nada. ¿Y qué? ¡Y nada! Antes de dar cualquier paso que nos obligue a actuar, nos frena o el miedo o el perfeccionismo enfermizo. Y por lo general ambos. No lo escribo desde la perspectiva de una sabelotodo, ni una “coach” auto-proclamada.

Lo escribo desde mi experiencia. Me gustaría mucho auto-convencerme de que si comienzo a hacer algo, no tiene que ser perfecto; que si cometo un error, no ocurrirá nada. Y ¿qué pasa si fracaso? La próxima vez y las siguientes, voy a ser más inteligente, porque no se puede proteger del fracaso. Es mejor equivocarse que no hacer nada. ¿El miedo? Él nos acompañará toda la vida, sin importar los desafíos del futuro. No existe ninguna cura para ello. Lo máximo que se puede hacer, es hacer del miedo nuestro aliado. Es mejor hacerlo antes de que nos cubran las telarañas, sentados en el sofá.

El primer paso: empieza a hacerlo

¿Recuerdas la película de Krzysztof Gonciarz “Primer paso” („Krok pierwszy”), que hace algún tiempo fue muy sonado en Internet? La más bella lección que podemos aprender de ella es: “No tienes que tener un gran talento. Toda la pasión que tienes en ti mismo, es el primer paso”. No hay necesidad de comenzar de inmediato en un “C” alto. Puedes comenzar a tu propio ritmo, pero comienza. Incluso, si lo que empiezas es diferente de lo que soñaste. Nunca sabes hasta donde te llevará este camino.

Hace poco escuché una frase muy sabia: “You create your life by living” (creas tu vida, viviendo simplemente). Y ¿cuánto se puede crear estando sentado con los brazos cruzados? Es la hora de ver las posibilidades, no las limitaciones. Y dejar de esperar un milagro.
Magdalena Raczka
Aleteia
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