Nuestro arzobispo, monseñor Julián Barrio, presidió la solemne celebración eucarística en la Catedral en la que se consagraron el Santo Crisma y los Santos Óleos


Además de la Misa Crismal, se celebró el Jubileo del Clero. Los más de ciento cincuenta sacerdotes que concelebraron con el arzobispo entraron en la Catedral por la Puerta de la Misericordia. Estaban presentes también el obispo auxiliar, monseñor Jesús Fernández González, y el emérito de Tui-Vigo, monseñor José Diéguez Reboredo. En su homilía, monseñor Barrio dijo que “la alegría del sacerdote es simiente de fe, de amor a la Iglesia y de vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada y debe transmitirla a los demás”. Monseñor Barrio indicó, además, que “o noso estilo de vida resulta decisivo para que os homes e mulleres do noso tempo vexan á Igrexa como lugar de seguimento comunitario de Xesús. A nosa actuación non pode ser un obstáculo para a fe dos demais, debe ser signo que narra a Xesús Cristo”.
 
El presbiterio diocesano se reunía con su arzobispo para celebrar el Jubileo del Clero y renovar en la ceremonia eucarística las promesas sacerdotales. Monseñor Barrio aludió a la unión de los presbíteros con el obispo y dijo que “con esta confianza serena e forte renovamos as promesas sacerdotais, esforzándonos cada día por deixarnos facer santos polo Señor”. El arzobispo también pidió a los presentes en la Eucaristía que rezaran “por nós para que sexamos pobres, mansos e humildes ao servizo do pobo”.

 http://www.archicompostela.es/homilia-monsenor-barrio-la-misa-crismal-jubileo-del-cleroHomilía íntegra del arzobispo

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