“La unidad de los cristianos se hace caminando y trabajando juntos”, dijo el papa Francisco al presidir en la Basílica de San Pablo en Roma la misa en recuerdo de la conversión de Saulo de Tarso este lunes 25 de enero.
“Pidamos sobre todo perdón por el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el Cuerpo de Cristo”, aseguró durante la celebración realizada en el marco de la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (18-25 de enero).
“Como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia católica, quiero invocar la misericordia y el perdón por los comportamientos no evangélicos que han llevado a cabo católicos frente a cristianos de otras Iglesias”, sostuvo el Papa.
“Pidamos sobre todo perdón por el pecado de nuestras divisiones, que son una herida abierta en el Cuerpo de Cristo”, aseguró durante la celebración realizada en el marco de la conclusión de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (18-25 de enero).
“Como Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia católica, quiero invocar la misericordia y el perdón por los comportamientos no evangélicos que han llevado a cabo católicos frente a cristianos de otras Iglesias”, sostuvo el Papa.
Dar y recibir perdón por la unidad
Al mismo tiempo, invitó a todos los que llamó hermanas y hermanos católicos “a perdonar si, hoy o en pasado, han sufrido ofensas hechas por otros cristianos”, sostuvo al mencionar con esperanza el lema de esta semana de oración: “Llamados para anunciar a todos las obras maravillosas de Dios”.
Las obras que el Pontífice indicó inician desde la misericordia y el perdón. “No podemos cancelar lo que ha pasado, pero no queremos permitir que el peso de las culpas siga contaminando nuestras relaciones”.
La oración por la unidad en la tumba del apóstol “insignificante”
Antes de la misa, el Papa junto al metropolita Gannadios, representante del patriarcado ecuménico, y el anglicano David Moxon, representante personal en Roma del arzobispo de Canterbury, rezaron delante de la tumba de San Pablo.
Entretanto, el Pontífice agradeció a los representantes de las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales de Roma por estar presentes en la celebración.
En el contexto del Jubileo de la Misericordia, explicó además el gesto de haber atravesado la Puerta Santa caminando al unísono con las autoridades antes mencionadas, representantes de la Iglesia ortodoxa y anglicana.
“Queridos hermanos y hermanas, unámonos en la oración que Jesucristo ha dirigido al Padre: seamos una sola cosa…para que el mundo crea” (Gv 17,21). La Unidad es don de la Misericordia de Dios Padre”, expresó.
El ecumenismo de la sangre
Sucesivamente, el Papa evocó el “ecumenismo de la sangre”. “Aquí delante de la tumba de san Pablo, apóstol y mártir, que custodia esta estupenda Basílica, sentimos que nuestra humilde petición (de unidad) es apoyada por la intercesión de las multitudes de los mártires cristianos de ayer y de hoy”.
Al final, el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, dirigió al Papa algunas palabras de saludo para ilustrar los buenos frutos de la semana apenas concluida de oración por la unidad de los cristianos, que se celebra entre las festividades de la confesión de san Pedro y de la conversión de San Pablo.
El apóstol “indigno” que recibió la vocación por bondad de Dios
Al inicio de la homilía, el Papa recapituló la historia de fe del apóstol “indigno” que recibió “misericordia” y perdón. “Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios”, recordó el Papa al apóstol que en el camino de Jerusalén a Damasco tuvo un encuentro “fulminante con Cristo”.
El apóstol Pablo antes de su conversión perseguía a los cristianos. De esta manera, el Papa indicó que la “vocación a ser discípulos tiene base no sólo en los méritos humanos de Pablo, quien se considera “insignificante” e “indigno”, sino en la bondad infinita de Dios, que lo ha escogido”.
Pablo agradece a Cristo, rememoró la primera carta de Timoteo: “aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.…” (1,12-14), expresó Francisco.
El Obispo de Roma explicó que la “experiencia de Pablo” de la abundante misericordia de Dios enseña que por medio de Jesús hemos pasado de la oscuridad del pecado y de la muerte al esplendor de su vida, nueva y eterna (1 Pt 2, 10).
Y finalizó recordando que el perdón y la misericordia resultan claves en la vida de todo cristiano comprometido en tender puentes y abrir corazones.
Precisamente, en otro gesto ecuménico, este lunes el Vaticano anunció que el papa Francisco participará en una ceremonia conjunta entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial para conmemorar el 500° aniversario de la Reforma, que se celebrará en Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016.
Al mismo tiempo, invitó a todos los que llamó hermanas y hermanos católicos “a perdonar si, hoy o en pasado, han sufrido ofensas hechas por otros cristianos”, sostuvo al mencionar con esperanza el lema de esta semana de oración: “Llamados para anunciar a todos las obras maravillosas de Dios”.
Las obras que el Pontífice indicó inician desde la misericordia y el perdón. “No podemos cancelar lo que ha pasado, pero no queremos permitir que el peso de las culpas siga contaminando nuestras relaciones”.
La oración por la unidad en la tumba del apóstol “insignificante”
Antes de la misa, el Papa junto al metropolita Gannadios, representante del patriarcado ecuménico, y el anglicano David Moxon, representante personal en Roma del arzobispo de Canterbury, rezaron delante de la tumba de San Pablo.
Entretanto, el Pontífice agradeció a los representantes de las diversas Iglesias y Comunidades eclesiales de Roma por estar presentes en la celebración.
En el contexto del Jubileo de la Misericordia, explicó además el gesto de haber atravesado la Puerta Santa caminando al unísono con las autoridades antes mencionadas, representantes de la Iglesia ortodoxa y anglicana.
“Queridos hermanos y hermanas, unámonos en la oración que Jesucristo ha dirigido al Padre: seamos una sola cosa…para que el mundo crea” (Gv 17,21). La Unidad es don de la Misericordia de Dios Padre”, expresó.
El ecumenismo de la sangre
Sucesivamente, el Papa evocó el “ecumenismo de la sangre”. “Aquí delante de la tumba de san Pablo, apóstol y mártir, que custodia esta estupenda Basílica, sentimos que nuestra humilde petición (de unidad) es apoyada por la intercesión de las multitudes de los mártires cristianos de ayer y de hoy”.
Al final, el cardenal Kurt Koch, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, dirigió al Papa algunas palabras de saludo para ilustrar los buenos frutos de la semana apenas concluida de oración por la unidad de los cristianos, que se celebra entre las festividades de la confesión de san Pedro y de la conversión de San Pablo.
El apóstol “indigno” que recibió la vocación por bondad de Dios
Al inicio de la homilía, el Papa recapituló la historia de fe del apóstol “indigno” que recibió “misericordia” y perdón. “Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios”, recordó el Papa al apóstol que en el camino de Jerusalén a Damasco tuvo un encuentro “fulminante con Cristo”.
El apóstol Pablo antes de su conversión perseguía a los cristianos. De esta manera, el Papa indicó que la “vocación a ser discípulos tiene base no sólo en los méritos humanos de Pablo, quien se considera “insignificante” e “indigno”, sino en la bondad infinita de Dios, que lo ha escogido”.
Pablo agradece a Cristo, rememoró la primera carta de Timoteo: “aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad.…” (1,12-14), expresó Francisco.
El Obispo de Roma explicó que la “experiencia de Pablo” de la abundante misericordia de Dios enseña que por medio de Jesús hemos pasado de la oscuridad del pecado y de la muerte al esplendor de su vida, nueva y eterna (1 Pt 2, 10).
Y finalizó recordando que el perdón y la misericordia resultan claves en la vida de todo cristiano comprometido en tender puentes y abrir corazones.
Precisamente, en otro gesto ecuménico, este lunes el Vaticano anunció que el papa Francisco participará en una ceremonia conjunta entre la Iglesia católica y la Federación Luterana Mundial para conmemorar el 500° aniversario de la Reforma, que se celebrará en Lund, Suecia, el 31 de octubre de 2016.
Aleteia