Monseñor Miguel Asurmendi es el Obispo de la Diócesis de Vitoria, en la cual mañana se celebrará un hito muy importante tanto para la vida de la propia diócesis como para la Iglesia Católica: la beatificación de D. Pedro de Asúa, mártir de la guerra civil española, quién murió perdonando a sus asesinos y rezando por ellos. Le preguntamos sobre la vida del nuevo beato, la trascendencia de este evento para Vitoria y por los planes futuros de la diócesis.
P. El día 1 de noviembre se beatifica a Pedro de Asúa, sacerdote diocesano mártir, en la Catedral María Inmaculada de Vitoria ¿Qué aspectos importantes destacaría de la vida de Pedro de Asúa?
En sus años de laico cristiano, hasta los 29 años, aparece D. Pedro de Asúa como apóstol de la Eucaristía. A la edad de 27 años funda la Adoración Nocturna en Balmaseda. A los 29 años renuncia a su futuro de arquitecto para ingresar en el Seminario de Vitoria y ser sacerdote. Quería ser “cura de pueblo”.
Ordenado sacerdote a los 34 años es nombrado Arquitecto diocesano por el Obispo de Vitoria. Pero en Balmaseda es animador de catequesis de niños, de grupos de jóvenes, de la Acción Católica de adultos, de la atención a los pobres. El día 29 de agosto de 1936 un grupo de revolucionarios fueron a detenerlo y le dieron muerte. D. Pedro era el alma de la parroquia. Su muerte fue martirial, por odio a la Fe. Murió perdonando a sus verdugos y orando a Dios.
P. ¿Qué frutos pastorales se esperan de esta beatificación?
El nuevo Beato Pedro de Asúa y Mendía ha dejado un admirable testimonio de vida cristiana y sacerdotal:
Para los jóvenes, a los que invita a vivir el sentido de la vocación hoy, la llamada de Dios al servicio del prójimo, especialmente los pobres
A lo sacerdotes, a los que llama a vivir con responsabilidad el ministerio hasta las últimas consecuencias, como testigos de Jesucristo en la bondad, el amor y la entrega.
A los cristianos, a los que interpela su testimonio de renunciar a una vida satisfactoria como arquitecto, para iniciar con 30 años el humilde camino de seminarista, en vistas a ser sacerdote. D. Pedro de Asúa lo hizo por su fe en Cristo-Eucaristía.
Al pueblo vasco, al que invita a superar odios y violencias, para construir la pacificación y la reconciliación.
P. Además de la Beatificación. ¿Qué actos hay previstos para este acontecimiento tan grande para la Iglesia?
He aquí los más significativos: un acto religioso – cultural en la Catedral Santa María. Contó con una conferencia del Postulador de la Causa de Beatificación y un testimonio de un familiar del nuevo Beato. En el marco de un concierto musical. Una vigilia de Oración en la Capilla Mayor del Seminario de Vitoria, la gran obra del arquitecto Pedro de Asúa, y tres conferencias de otros tantos doctores en Teología, dirigidas a los sacerdotes diocesanos y una conferencia sobre D. Pedro dirigida al gran público de la ciudad.
P. Pedro de Asúa estudió arquitectura, ejerció como tal, y después sintió la vocación al sacerdocio. A muchos jóvenes hoy les pasa lo mismo… ¿Qué les diría usted?
Pedro de Asúa y Mendía ha sido un magnífico regalo de Dios para nuestra sociedad vasca y para la Iglesia de Vitoria. Ha sido un testigo de Jesucristo que ofreció su vida por amor a los hombres, aceptó la muerte injusta, como hizo Jesús de Nazaret, perdonando, fue una persona íntegra y coherente hasta el final, hasta la muerte martirial. Hoy nuestra sociedad necesita nuevos testigos valientes de Jesucristo, necesita jóvenes dispuestos a vivir la fe cristiana con coherencia.
P. Es la primera vez que Vitoria acoge una ceremonia de beatificación, es un hecho histórico, no solo para la Iglesia si no para la ciudad…
Efectivamente, es la primera vez. Y va a ser un don de la gracia de Dios. Los santos y los beatos son signos del amor de Dios que mejoran las comunidades ciudadanas y eclesiales, pues su vida y su muerte hablan palmariamente de Dios. Y son portadores de las bendiciones del Señor con su poder de intercesión.
Balmaseda, Vitoria, el País Vasco, cuentan con un hijo eminente de estas tierras y con un miembro glorificado que vive junto a Dios Padre.
P. El día 1 de noviembre se beatifica a Pedro de Asúa, sacerdote diocesano mártir, en la Catedral María Inmaculada de Vitoria ¿Qué aspectos importantes destacaría de la vida de Pedro de Asúa?
En sus años de laico cristiano, hasta los 29 años, aparece D. Pedro de Asúa como apóstol de la Eucaristía. A la edad de 27 años funda la Adoración Nocturna en Balmaseda. A los 29 años renuncia a su futuro de arquitecto para ingresar en el Seminario de Vitoria y ser sacerdote. Quería ser “cura de pueblo”.
Ordenado sacerdote a los 34 años es nombrado Arquitecto diocesano por el Obispo de Vitoria. Pero en Balmaseda es animador de catequesis de niños, de grupos de jóvenes, de la Acción Católica de adultos, de la atención a los pobres. El día 29 de agosto de 1936 un grupo de revolucionarios fueron a detenerlo y le dieron muerte. D. Pedro era el alma de la parroquia. Su muerte fue martirial, por odio a la Fe. Murió perdonando a sus verdugos y orando a Dios.
P. ¿Qué frutos pastorales se esperan de esta beatificación?
El nuevo Beato Pedro de Asúa y Mendía ha dejado un admirable testimonio de vida cristiana y sacerdotal:
Para los jóvenes, a los que invita a vivir el sentido de la vocación hoy, la llamada de Dios al servicio del prójimo, especialmente los pobres
A lo sacerdotes, a los que llama a vivir con responsabilidad el ministerio hasta las últimas consecuencias, como testigos de Jesucristo en la bondad, el amor y la entrega.
A los cristianos, a los que interpela su testimonio de renunciar a una vida satisfactoria como arquitecto, para iniciar con 30 años el humilde camino de seminarista, en vistas a ser sacerdote. D. Pedro de Asúa lo hizo por su fe en Cristo-Eucaristía.
Al pueblo vasco, al que invita a superar odios y violencias, para construir la pacificación y la reconciliación.
P. Además de la Beatificación. ¿Qué actos hay previstos para este acontecimiento tan grande para la Iglesia?
He aquí los más significativos: un acto religioso – cultural en la Catedral Santa María. Contó con una conferencia del Postulador de la Causa de Beatificación y un testimonio de un familiar del nuevo Beato. En el marco de un concierto musical. Una vigilia de Oración en la Capilla Mayor del Seminario de Vitoria, la gran obra del arquitecto Pedro de Asúa, y tres conferencias de otros tantos doctores en Teología, dirigidas a los sacerdotes diocesanos y una conferencia sobre D. Pedro dirigida al gran público de la ciudad.
P. Pedro de Asúa estudió arquitectura, ejerció como tal, y después sintió la vocación al sacerdocio. A muchos jóvenes hoy les pasa lo mismo… ¿Qué les diría usted?
Pedro de Asúa y Mendía ha sido un magnífico regalo de Dios para nuestra sociedad vasca y para la Iglesia de Vitoria. Ha sido un testigo de Jesucristo que ofreció su vida por amor a los hombres, aceptó la muerte injusta, como hizo Jesús de Nazaret, perdonando, fue una persona íntegra y coherente hasta el final, hasta la muerte martirial. Hoy nuestra sociedad necesita nuevos testigos valientes de Jesucristo, necesita jóvenes dispuestos a vivir la fe cristiana con coherencia.
P. Es la primera vez que Vitoria acoge una ceremonia de beatificación, es un hecho histórico, no solo para la Iglesia si no para la ciudad…
Efectivamente, es la primera vez. Y va a ser un don de la gracia de Dios. Los santos y los beatos son signos del amor de Dios que mejoran las comunidades ciudadanas y eclesiales, pues su vida y su muerte hablan palmariamente de Dios. Y son portadores de las bendiciones del Señor con su poder de intercesión.
Balmaseda, Vitoria, el País Vasco, cuentan con un hijo eminente de estas tierras y con un miembro glorificado que vive junto a Dios Padre.