
En el rezo del Rosario, el lucernario, la procesión de la Virgen y la celebración de la Palabra
finalmente sólo pudieron estar las personas necesarias para poder
llevar a cabo estos actos debido a que por primera vez y debido al
coronavirus la fiesta de la Virgen de Fátima se celebra sin fieles.
Fatima, lleno de peregrinos pero no físicamente
Aunque ausentes físicamente, los peregrinos que desde sus hogares
pudieron seguir los actos religiosos fueron los grandes destinatarios de
las palabras del cardenal Antonio Marto, durante la celebración de la Palabra.
"Sí, están todos aquí, con la luz y el calor de la fe que llena sus corazones",
dijo el obispo de Leiria-Fátima, en unas palabras que resonaron en esta
enorme explanada que en circunstancias normales estaría repleta de
peregrinos.

Además, recordó que “el Santuario está vacío pero no desierto.
Estamos físicamente separados, pero espiritualmente unidos como
Iglesia, con María, de modo intenso, con el corazón lleno de fe y de
confianza”.
En su homilía, el cardenal recordó a los que "sufren más y continúan sufriendo la pandemia y aquellos que pelearon y pelearon por la salud de todos".
Y pidió rezar por "los fallecidos y sus familias, los enfermos, todos
profesionales de la salud, cuidadores, ancianos, pobres, familias,
sacerdotes, trabajadores en protección civil, transporte, limpieza,
alimentos y otros que no escatiman sacrificios como los buenos
samaritanos”.
El llamamiento a rezar el Rosario
El rezo del Rosario y Fátima están estrechamente unidos, pues en sus
apariciones insistió mucho en que esta oración fuera rezada. Y así
recordó el obispo la petición de la Virgen María en Cova da Iria.
“Hoy respondemos con el Rosario, oración ante los momentos difíciles, como Nuestra Señora indica: ‘Recen el Rosario todos los días para alcanzar la paz en el mundo y el fin de la guerra’”, indicó el cardenal Marto.
Además, señaló que “al meditar los misterios dolorosos nos unimos a toda la humanidad
que sufre. Confiamos nuestro dolor al corazón materno de María”. Y por
ello, añadió que “le pedimos el consuelo, la ternura y el consuelo para
superar esta prueba como lo dijo a su prima Isabel. Le pedimos que con
toda nuestra solidaridad, seamos testimonios que el Señor salva los
corazones atribulados”.

“Santa María, Madre de Dios, Nuestra Madre, enséñanos a creer, esperar y amar contigo. ¡Muéstranos el camino a tu reino! Estrella de mar, brilla sobre nosotros y guíanos en nuestro camino”, concluyó.
La vigilia concluyó con un gesto a todos los peregrinos que no pudieron estar físicamente presentes. Para ello, el cardenal Marto lavó los pies de tres peregrinos, que representaban a los millones de fieles que este año tuvieron que quedarse en sus casas.
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