Ana Lage es meteoróloga. Trabaja en Meteogalicia, el servicio gallego de Meteorología, en el que también trabaja su marido. Ana Lage es una de las voces que fácilmente reconocemos en varias emisoras radiofónicas, pues son muchas las veces que nos habla de la previsión del tiempo. En estos momentos, al ser considerado un servicio esencial, Ana Lage sigue teniendo que ir a trabajar a Meteogalicia.
Aparte de su profesión, Ana Lage es una apasionada del baloncesto, como toda su familia. Estudió Físicas e Ingeniería Informática. Hoy comparte sus reflexiones con los lectores de pastoralsantiago.org.


1. ¿Qué opinas del coronavirus?
El coronavirus es algo que nos ha trastocado completamente lo que había sido nuestra
vida hasta su aparición. En un principio comienza con la pérdida de miles de vidas
humanas, haciendo especial incidencia en personas de edad avanzada, con un goteo que
parece no tener fin. Como consecuencia directa de esta situación surge, como primera
solución para frenar el contagio, el confinamiento de la población, que nos supone una
pérdida de nuestra libertad de movimiento. Como resultado del confinamiento viene la
crisis económica, una crisis terrible, con pérdida de innumerables puestos de trabajo, miles
de ilusiones puestas en negocios se ven rotas y la realidad económica cayendo, como si de
un castillo de naipes se tratara.

2. ¿Te cuesta quedarte en casa? ¿Por qué?
Partiendo de la base de que el confinamiento ayuda a disminuir la propagación del virus,
habría que aceptarlo, pensando que con esa medida nos ayudamos más a nosotros
mismos y a los demás. Entonces ¿Por qué nos cuesta quedarnos en casa? Nos cuesta
porque no podemos elegir entre quedarnos o no quedarnos en casa. Se ve vulnerada
nuestra libertad, característica intrínseca al ser humano. Desde el principio de los tiempos
ya en la Biblia aparece como el hombre tiene posibilidad de comer frutas de varios árboles,
incluso está el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. El hombre decide, elige, tiene libertad
y esa libertad llevará consigo la existencia de su responsabilidad.

3. Algo que te ayude a sobrellevar mejor la rutina diaria.
La verdad es que entre los días de trabajo presencial, el teletrabajo y todas las tareas
domésticas, poco tiempo me queda libre. Aprovecho, eso sí, para hacer deporte todos los
días, con mi hijo mayor en el salón. Por las noches leo, leo mucho, ya que como decía
Cervantes: “en algún lugar de un libro hay una frase esperándonos para darle un sentido a
la existencia”.

4. Una lección que podamos sacar de todo esto.
Pues en primer lugar, sacamos una lección de humidad. Este dicho tan conocido de “el
hombre propone y Dios dispone” queda totalmente puesto de manifiesto en estas
circunstancias. Además también nos damos cuenta de lo que es importante en nuestras
vidas y quizás son detalles a los que antes no prestábamos atención, por considerarlos
garantizados. Así valoramos los abrazos, el calor humano, la presencia de los demás.
Valoramos el compartir una comida, tomar juntos un café y como no, valoramos la
libertad.

5. Unas palabritas para Dios.
Ya sé que es una frase que repetimos a diario pero no por más repetida es menos cierta:
“Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para
sanarme”

6. Una dedicatoria.
Esta dedicatoria va para mi amiga Elvira que trabaja en la residencia de ancianos
Virgen de los Milagros de la fundación Valdegodos en Vilamartín de Valdeorras. Todo
el honor para ella y para los trabajadores que desde hace más de un mes viven en el
propio centro, sin ver a sus familias. Su sacrificio ha conseguido que ninguno de los
ancianos allí residentes se contagie del virus. Son todo un ejemplo de valor, tesón y
generosidad, muchas gracias.

7. Un modo de servir a los demás sin salir de casa.
No hace falta salir de casa para orar, cualquier momento será un buen momento y
cualquier lugar un buen lugar. Además es la ocasión idónea para ponernos en contacto con
familiares que están lejos, compañeros de trabajo que viven solos… una llamada de
teléfono o incluso un simple wasap con un chiste, un acertijo, cualquier cosa que sepamos
que les gusta y que les hará este tiempo de encierro más soportable.

8. Un sueño para el futuro.
Cuando salgamos, no vamos a encontrar un mundo como el que dejamos, el panorama va
a ser complicado. Pero también vamos a tener la oportunidad de empezar de nuevo,
oportunidad de ayudar, de recordar todas las palabras de aliento, de ánimo, de empuje
que sepamos. En una palabra: tendremos la oportunidad de ser mejores.
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