«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (cfr. Juan 8, 31-42).
Es curioso: para el mundo, vivir según la Palabra de Dios es esclavitud. Sin embargo, para los cristianos es una de las fuentes de nuestra libertad. Y cuanto más conocemos la Palabra y más procuramos vivirla, más libres somos. Aquello que para el mundo es un peso, una carga… una cruz… para nosotros es yugo ligero y carga suave. Porque Él ya lo cargó y nos regala compartir con Él el peso de la cruz que Él llevo por la salvación del mundo. Pongamos el hombro para ayudar al Señor a llevar la cruz ahora que tantos le han dejado.
Toma mi vida, Señor, quiero compartir contigo tu cruz por amor, como por Amor Tú la llevaste por mí.
Hakuna – El Cireneo https://youtu.be/hpyfVcKI26U
«Echaron mano de un tal Simón de Cirene que venía del campo, y le
cargaron la cruz para que la llevase detrás de Jesús» (Lucas 23, 26). A
los ojos de Jesús, Simón es un hombre que pone sus espaldas a mi
disposición, me alivia un poco… Para Dios, una persona se define a
través de un simple gesto: ofrecer un vaso de agua, un trozo de pan, un
poco de compañía. Un gesto que fija a la persona en una perspectiva de
amor y -por tanto- de eternidad.
ACTUALIDAD
La descendencia del Cireneo -afortunadamente- se ha alargado hasta
hoy: los infinitos sin nombre que alivian los sufrimientos de los otros;
aquellos que teniendo ya bastantes dolores en casa se preocupan de los
dolores de los demás; los que pagan regularmente el precio del olvido de
sí mismos, del propio tiempo, de los propios derechos… para regalar a
los otros un respiro de consuelo, un brillo de esperanza.
TÚ, YO, NOSOTROS
Dejarnos molestar por un prójimo poco grato, que llega en el momento
menos oportuno y no respeta las normas sociales, no anuncia su visita,
altera nuestras costumbres…
Señor Jesús, quita de mí el «yo no tengo
nada que ver» y el «ya he hecho demasiado». Cuando se trata de la cruz
de un hermano, siempre tengo algo que ver con ella. Y, cuando ya hice
demasiado, siempre queda por hacer… lo más.
Montse de Javier · Comunidade Caná
pastoralsantiago.es