Situada en la comarca de As Mariñas, Sada es uno de los
enclaves turísticos y marineros más importantes del litoral norte de
Galicia. De orígenes inciertos, la presencia de castros atestigua que
sus fundadores serían los ártabros. Su vocación pesquera la ha conducido
desde la Edad de Bronce hasta el siglo XVIII, en el que aparecen
fábricas de salazón, textiles y dos construcciones fortificadas. En los
años 60 su puerto se catapultó a los primeros puestos nacionales de
sardina capturada. Con estos antecedentes, la feligresía de Sada se une a
su párroco, Joaquín Varela, para rezar de una manera especial por los
diocesanos. Su comunión es fuerza para la Iglesia.
Algunos signos de vida parroquial durante la permanencia domiciliaria:
– Para las celebraciones de Semana Santa se han unido a otras parroquias que retransmitían a través de las redes.
– Los domingos, permanece activo el contacto con las familias de
catequesis, más de cuarenta, repartiendo diferentes materiales
formativos y de oración.
– Con los catequistas y personas del Coro parroquial, se sigue en
contacto, “añorando”, de algún modo, la celebración dominical
participativa y cercana: alimento del alma para toda la semana.
– Cáritas parroquial no ha detenido su actividad. Para evitar el
peligro de contagio vírico en los voluntarios de mayor edad, se ha
sustituido el reparto de atención primaria directo por unos vales que se
entregan a los usuarios (47 familias), canjeables por productos en un
supermercado local. Una persona, al menos, permanece atenta por si surge
alguna emergencia durante estos días. Como anécdota que ahora se valora
de manera especial, un recuerdo para el clima humano y distendido que
se había generado en el local de Cáritas. Allí, el párroco repartía café
caliente, con lo que se propiciaba el encuentro y el diálogo; en esas
conversaciones se procuraba conocer de primera mano a las personas para
comprender su problemática y ofrecer el acompañamiento más adecuado.
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