Antes de existir en Jerusalén el templo que construyó Salomón, los
judíos tenían la llamada “Tienda del Encuentro”, para montar y
desmontar, pues durante años Israel no era un pueblo sedentario, sino
que peregrinaba por el desierto hacia la tierra prometida. La estableció
Moisés fuera del campamento. Dice el libro del Éxodo que, cuando Moisés
entraba en ella, bajaba la columna de nube: un modo de significar que
Dios acudía para encontrarse con Moisés y comunicarle las palabras que
debía transmitir al pueblo. Al ver este que la columna de nube se posaba
en la entrada de la tienda, ellos se levantaban y se postraban a la
puerta de sus tiendas, para adorar a Dios. Dice el texto bíblico que
Moisés hablaba con Dios cara a cara, como se habla con un amigo. Cuando
volvía para el campamento, era Josué quien hacía guardia en aquel lugar
en el que el Señor se hacía presente al pueblo creyente.
José Fernández Lago
pastoralsantiago.es