El gran confinamiento, la pandemia del coronavirus, un ritmo más pausado, incertidumbre ante la muerte de conocidos... todo eso puede llevar a muchos alejados de Dios a pensar en el sentido de la propia vida, y en este contexto los medios online pueden ayudar a muchos a acercarse a Dios, porque "Dios es rápido en responder". Así lo considera el cardenal Michael Czerny, Subsecretario de la sección de Migrantes y Refugiados en el Vaticano, en un artículo que publica ReligionDigital.      (Lea aquí en ReL la historia de la familia del cardenal Czerny en los campos nazis)

"En estas condiciones excepcionales, en este tiempo 'en suspenso', como una cámara lenta que se nos impone a todos, nos vemos obligados a reducir nuestros ritmos frenéticos, a cambiar nuestros hábitos, a inventar nuevas percepciones, criterios y respuestas. La cuarentena ha desgarrado la red habitual de relaciones de cada uno de nosotros. La soledad puede ser una sorpresa incómoda. El creciente número de muertes es profundamente perturbador para aquellos que nunca han enfrentado el misterio de su propia muerte", escribe el cardenal checo-canadiense.

Sentir la necesidad de buscar a Dios
"Al aceptarse a sí mismos y a la propia vida interior, o al buscar consuelo y tranquilidad, o al redescubrir las tradiciones en las que se criaron, muchos han sentido la necesidad de buscar a Dios. Este es un giro novedoso en una época en la que el progreso tecnocientífico puede alejar a la gente de la religión", constata Czerny.

"Un paso importante para buscar a Dios es revisar seriamente la propia vida. Las certezas sobre las que hemos construido nuestra existencia parecen ahora tambalearse y esto permite que surjan preguntas sobre el sentido: ¿Para qué he vivido? ¿Para qué viviré? ¿Soy capaz de ir más allá de mí mismo? La fe, que inquieta a la persona moderna, puede ayudar a que las preguntas surjan lentamente, mientras que Dios es rápido para responder", añade el cardenal jesuita.

hacerse_preguntasOportunidades online hoy
"Los medios de comunicación pueden allanar el camino a estos nuevos “buscadores” y pueden facilitar el acercamiento a aquellos que se han alejado de la Iglesia. Tal vez, los que no tienen el coraje de entrar en una iglesia pueden hoy en día aprovechar las oportunidades online:

- para escuchar la Palabra de Dios proclamada y enseñada;
- para conocer mejor el contenido del credo;
- para unirse al Santo Padre en una hora de adoración en una dramática y vacía Plaza de San Pedro;
- o para 'visitar' la iglesia parroquial del barrio. 

Por supuesto, estas ofertas también sirven a los muchos fieles que echan de menos el encuentro y que ahora participan en las celebraciones y ritos de la Iglesia desde casa".

Citando una homilía del Papa Francisco sobre la epidemia, el cardenal afirma: "si abrazamos el presente y nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, podemos discernir lo que es esencial. Se trata del 'tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás'.

Dos opciones: esperar que pase... o servir y evangelizar
Y señala dos opciones para los cristianos confinados por la pandemia.

"Un primer camino consiste en permanecer inmóviles, esperando que la epidemia siga su curso (pensando que tal vez "tarde o temprano esto pasará") e intentando mantenernos a flote en el pantano de los problemas diarios", apunta.

"El otro camino, en cambio, nos lleva a acoger estos tiempos y a cultivar activamente una relación vital con Cristo, y a salir en la búsqueda de aquellos que necesitan nuestra ayuda. Abrazar la 'lógica salvadora' del Evangelio es llegar a través de la incertidumbre y captar una identidad y una misión renovadas como cristianos bautizados y discípulos misioneros. Podemos ayudar a mostrar (¡y a ser!) el bello rostro de una Iglesia al servicio de nuestro hermano y hermana, solidaria con su sufrimiento y abierta a sus necesidades", añade.
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