Por dos veces le pregunta hoy Jesús a María Magdalena en el evangelio: “¿Por qué lloras?”. Y
Jesús nos pregunta a nosotros también por qué lloramos… Siempre hay
cosillas en la vida que nos hacen sufrir, ¿verdad? Que nos hacen mirar
nuestra realidad con distintas tonalidades de gris. Pero si ponemos
nuestra mirada y nuestra esperanza en Cristo resucitado, todo adquiere
un nuevo color. Si alabamos y damos gracias al Señor aún en medio de lo
gris, nuestra vida se llena de paz y de esperanza. Dejemos que hoy esta
canción nos ayude a orar y levantar nuestros corazones a Dios.
Celinés – Gloria, aleluya https://youtu.be/8w37Jb1UMfc
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado» (Lc
24, 5-6). Jesús ya no está confinado a un tiempo o a un lugar,
pertenece a todo el mundo, actúa por su Espíritu en el mundo entero y
más allá de él. Está más cerca de nosotros que si viviera físicamente. Y
su resurrección es una cuestión vital para todos nosotros. También
nosotros participamos en aquella victoria. También nosotros estamos
vivos gracias al viviente.
Algunos iconos nos presentan a Cristo inclinado hacia un hombre
anciano -viejo-, en actitud de levantarlo. El viejo es Adán; o sea, el
hombre. La humanidad entera. El Señor se inclina sobre la humanidad
muerta para restituirle la vida. Dios todavía continua inclinado sobre
este barro para comunicarle su «soplo». Como el primer día. Esta vez,
sin embargo, será la vida para siempre. Jesús no ha faltado a la cita
con el dolor y la muerte: pensemos en las lágrimas ante el sepulcro del
amigo o ante el ataúd del hijo de la viuda de Naím. Jesús llora ahora
sobre la muerte, los ataúdes, las soledades. Jesús no pasa de largo.
Está con nosotros en el sufrimiento y nos ayuda a atravesar el
sufrimiento y a que germine en vida, a que florezca la vida. Porque ha
venido a traer vida abundante.
Proclamamos que el Crucificado ha Resucitado y con Él resucitaremos
todos nosotros por quienes murió. Nuestra esperanza es que la muerte no
tiene la última palabra. ¡Aleluya!¡Aleluya! ¡Cristo vive y es el Señor!
Montse de Javier · Comunidade Caná
pastoralsantiago.es