El Señor nos espera de nuevo para otra hora entera dedicada al trato
de amistad con El, que es la Oración. Traemos a Su presencia las fatigas
y sudores de todo ser humano al caer de la tarde. Es un encuentro con
la persona amada, sabemos que misteriosamente El está presente, no es un
tiempo perdido sino un tiempo entregado, un anticipo del cielo!
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