No aconteció hasta los 40 días después de Pascua. Sin embargo
San Lucas da cuenta de ella al principio de su segundo libro, el de los
Hechos de los Apóstoles. Les dice lo que deben hacer y lo que les
acontecerá. Han de permanecer en Jerusalén, hasta que el Espíritu Santo
descienda sobre ellos. Recuerda que Juan había bautizado con agua; pero
que ellos serán bautizados con Espíritu Santo, y habrán de administrar
ese bautismo a cuantos accedan a la fe cristiana.
Sus discípulos todavía esperaban que Jesús fuera a restablecer el
Reino de Israel. Jesús responde que recibirán el Espíritu Santo. Se
trata de aquel Espíritu que se había posado sobre Jesús en el momento
del Bautismo. Ese Espíritu hará que ellos, hasta entonces personas
amedrentadas y faltas de luces, den testimonio de Cristo en Jerusalén,
en el resto de Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.
Una vez dicho eso, fue llevado hacia lo alto. La presencia de la nube
quiere significar que había vuelto a la esfera de Dios, la que a él le
pertenecía. Al quedarse ellos mirando hacia lo alto, dos seres angélicos
anuncian la venida gloriosa del Señor.
José Fernández Lago
pastoralsantiago.es