Parece algo antiguo, pero es tan importante y actual la mesura en medio de la ausencia de límites en todo que vivimos,  que parece necesario un poco de disciplina que ordene la vida.  La mesura es asumir la vida como un viaje con claroscuros y sólo el moderado disfruta del viaje como nadie porque no está obsesionado ni con el origen ni con el destino, sino que camina y avanza con agradecimiento y dicha.  Se trata de un autocontrol sin censura, saber elegir sin agobios, caminar sin presiones, compartir sin esperar nada a cambio.  Se trata del equilibrio que nos permite compartir la vida sin quemarnos ni congelarnos. Estos días, el personal de muchos hospitales ha compartido historias intensas con los pacientes. En la mayoría de los casos, los protagonistas no se volverán a encontrar. Algunos recibirán un homenaje y otros pocos, establecerán un vínculo más duradero. La virtud de la mesura incluye respetar los ritmos, los trabajos, los pasos, la fe, cada vida.
Padre Roberto
pastoralsantiago.es
Foto: Miguel Castaño

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