Sábado… día de la Virgen por excelencia. Día de mirar a la Madre, de dejarnos mirar por ella. De pedirle que nos enseñe a vivir bien la maternidad (física o espiritual), la filiación (a Dios y a mis padres); que nos enseñe a amar a Jesús, a caminar hacia el Cielo, a presentarle todo aquello por lo que necesitamos que interceda.

Hoy te invito a rezar el Ángelus (a las 12 o cuando buenamente puedas) muy despacito, con mucha dulzura y suavidad. Tomando conciencia de que Ella nos escucha, que nos estamos dirigiendo con cada Ave María a una persona viva que nos ama. A entregarle con nuestra oración toda nuestra vida, nuestros anhelos, a los que queremos, a los que no nos quieren bien o no sabemos querer, a los que están sufriendo por tantas cosas en tantas partes del mundo… Pongamos todo y a todos bajo su precioso manto.

Athenas  –  Contigo, María   https://youtu.be/kkVtd-kam6A

«Estamos viviendo una Cuaresma muy especial -escribe Chus Villarroel-, mucho más punzante que todas las de los últimos decenios. Está muy claro que necesitamos conversión. Campan a sus anchas pecados contra la naturaleza y, sobre todo, pululan por la vida corazones congelados sin respeto alguno ni a Dios ni a sus mandamientos. Es más, hemos suprimido a Dios para que no nos moleste. Está claro que merecemos el Coronavirus. De una forma o de otra, este mundo marchaba por unos derroteros que nos iban a estrellar.

Ahora bien, ¿la única respuesta que tiene Dios es el Coronavirus? ¿Se saciará su sed de venganza con unas cuantas muertes?
Dios mira al mundo a través del corazón de su Hijo Jesucristo. Tú, cristiano que lees esto, no tengas ningún miedo a los augures moralistas, milenaristas y apocalípticos. Dios te ve y te ama a través del corazón de su Hijo Jesucristo que ha muerto por ti. Su sangre no ha sido derramada en vano. Se ha trasformado en amor y perdón. Tu pecado y tu debilidad no lo mira con ojos de venganza sino con los de su Hijo, que dijo a Pablo: “Te basta mi gracia”. Dile a todo el que te quiera escuchar que la historia la lleva el Señor.

Y a los que no rezáis nunca nada, a los que creéis que no necesitáis protección de nadie, os digo que sois bastante insensatos. ¿De verdad te crees que nadie te ha querido y pensado antes de que existieras? ¿Te crees tan importante para pensar que existes sin que alguien te diera la existencia? ¡Qué chulo! Yo jamás he pensado eso de mí. Yo, en tu caso, tendría miedo del Coronavirus. Porque cada uno es responsable de sí mismo y del bien de todos. No obstante, Dios no te está castigando con el virus. Yo imagino que, más tarde, Dios querrá tener una conversación personal contigo a solas, sin el ajetreo de estos días.»
pastoralsantiago.es

    Web oficial de San Juan de Ávila

    Sobre San Juan de Ávila