Sábado… día de la Virgen por excelencia. Día de mirar a la Madre,
de dejarnos mirar por ella. De pedirle que nos enseñe a vivir bien la
maternidad (física o espiritual), la filiación (a Dios y a mis padres);
que nos enseñe a amar a Jesús, a caminar hacia el Cielo, a presentarle
todo aquello por lo que necesitamos que interceda.
Hoy te invito a rezar el Ángelus (a las 12 o cuando buenamente
puedas) muy despacito, con mucha dulzura y suavidad. Tomando conciencia
de que Ella nos escucha, que nos estamos dirigiendo con cada Ave María a
una persona viva que nos ama. A entregarle con nuestra oración toda
nuestra vida, nuestros anhelos, a los que queremos, a los que no nos
quieren bien o no sabemos querer, a los que están sufriendo por tantas
cosas en tantas partes del mundo… Pongamos todo y a todos bajo su
precioso manto.
Athenas – Contigo, María https://youtu.be/kkVtd-kam6A
Elena Fernández Andrés www.facebook.com/elenaclara.fernandez www.instagram.com/nomadasdelespiritu https://twitter.com/poverellacm
«Estamos viviendo una Cuaresma muy especial -escribe Chus Villarroel-,
mucho más punzante que todas las de los últimos decenios. Está muy
claro que necesitamos conversión. Campan a sus anchas pecados contra la
naturaleza y, sobre todo, pululan por la vida corazones congelados sin
respeto alguno ni a Dios ni a sus mandamientos. Es más, hemos suprimido a
Dios para que no nos moleste. Está claro que merecemos el Coronavirus.
De una forma o de otra, este mundo marchaba por unos derroteros que nos
iban a estrellar.
Ahora bien, ¿la única respuesta que tiene Dios es el Coronavirus? ¿Se saciará su sed de venganza con unas cuantas muertes?
Dios mira al mundo a través del corazón de su Hijo Jesucristo. Tú,
cristiano que lees esto, no tengas ningún miedo a los augures
moralistas, milenaristas y apocalípticos. Dios te ve y te ama a través
del corazón de su Hijo Jesucristo que ha muerto por ti. Su sangre no ha
sido derramada en vano. Se ha trasformado en amor y perdón. Tu pecado y
tu debilidad no lo mira con ojos de venganza sino con los de su Hijo,
que dijo a Pablo: “Te basta mi gracia”. Dile a todo el que te quiera escuchar que la historia la lleva el Señor.
Y a los que no rezáis nunca nada, a los que creéis que no necesitáis
protección de nadie, os digo que sois bastante insensatos. ¿De verdad te
crees que nadie te ha querido y pensado antes de que existieras? ¿Te
crees tan importante para pensar que existes sin que alguien te diera la
existencia? ¡Qué chulo! Yo jamás he pensado eso de mí. Yo, en tu caso,
tendría miedo del Coronavirus. Porque cada uno es responsable de sí
mismo y del bien de todos. No obstante, Dios no te está castigando con
el virus. Yo imagino que, más tarde, Dios querrá tener una conversación
personal contigo a solas, sin el ajetreo de estos días.»
pastoralsantiago.es