San Gregorio Magno
Sobre todo conocido por la creación del canto gregoriano que lleva su nombre
Memoria de san Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla, y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Resolvió problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los valores espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. Murió el doce de marzo.
Sobre todo conocido por la creación del canto gregoriano que lleva su nombre
Memoria de san Gregorio Magno, papa y doctor de la Iglesia, que siendo monje ejerció ya de legado pontificio en Constantinopla, y después, en tal día, fue elegido Romano Pontífice. Resolvió problemas temporales y, como siervo de los siervos, atendió a los valores espirituales, mostrándose como verdadero pastor en el gobierno de la Iglesia, ayudando sobre manera a los necesitados, fomentando la vida monástica y propagando y reafirmando la fe por doquier, para lo cual escribió muchas y célebres obras sobre temas morales y pastorales. Murió el doce de marzo.
Papa y Doctor de la Iglesia (540-604), nació en Roma el año 540, de
noble familia. Nació en un momento límite, cuando la caída de Roma se
acentuaba y empezaba una nueva época. Es el último de los grandes Padres
de Occidente y el primer hombre medieval. Sus obras serían el primer
alimento espiritual de la Edad Media, hasta San Bernardo, Santo Tomás y
Santa Teresa de Jesús. En el monte Celio estaba el palacio familiar.
Allí recibió Gregorio la primera educación, hondamente cristiana, de
parte de sus padres, Gordiano y Silvia.
Ellos y sus tías Társila y Emiliana, están en el catálogo de los
santos. Gregorio se preparó muy bien en derecho, al que desde Justiniano
se daba gran importancia. Más tarde fue nombrado prefecto de la ciudad,
Italia había sido arrasada por las invasiones de los lombardos. Roma
estaba en ruinas. En su tiempo desaparecen los cónsules, cuando Gregorio
será llamado Cónsul de Dios. Era una situación calamitosa. Fue entonces
cuando se encontró con dos benedictinos que procedían de Montecasino,
que habían conocido a San Benito. De sus labios tomó los relatos llenos
de candor que luego recogió en sus deliciosos e ingenuos Diálogos. ¿Qué
camino tomar?, se preguntaba el Santo.
Así lo escribía a su íntimo amigo San Leandro de Sevilla, en tales
tonos de cordial amistad que son difíciles de superar. Por fin se
decidió. Convirtió en monasterio su palacio del monte Celio y empezó
allí su vida monacal. Estudió intensamente la Sagrada Escritura y la
vida de los monjes de Occidente. Se distinguió por su austeridad de vida
y por la intensidad de su oración. Por eso es llamado doctor de la
compunción y de la contemplación, pues fue modelo acabado tanto en
ascética como en mística. Benedicto I lo envió como nuncio a
Constantinopla, donde pasó ocho años. Vuelto a Roma, el desbordamiento
del Tíber produjo muchas calamidades: hambre y peste sobre todo. Una de
las víctimas de la peste fue Pelagio II. Reunidos el clero, el senado y
el pueblo, eligieron Papa al diácono Gregorio. Le costó mucho dejar su
soledad, pero aceptó.
Era el primer Papa monje, estilo que introdujo en la espiritualidad y
liturgia de su pontificado. Publicó la Regla Pastoral, que fue el
código de los obispos durante la Edad Media. Restauró la disciplina. Una
de sus grandes obras fue la conversión de Inglaterra, por el envió de
monjes, capitaneados por Agustín de Cantorbery. En su tiempo los
visigodos abjuraron el arrianismo en el Concilio III de Toledo el 589.
Renovó el culto y la liturgia con el famoso Sacramentario. Dio al
pontificado un gran prestigio, como San León Magno. Renovó la práctica
de las estaciones cuaresmales en las iglesias romanas, para las que
compuso Cuarenta homilías sobre los Evangelios. Fomentó las buenas
obras, la piedad, el culto de las reliquias, las devociones populares.
La reforma más famosa fue la del canto, llamado por ello gregoriano.
Publicó el Antifonario y formó una gran Schola Cantorum. Aunó los
diversos cantos dispersos, en una sola liturgia, absorbiendo los
diversos ritos, excepto el ambrosiano y el mozárabe. Es el escritor más
fecundo de los papas medievales. Aparte de las obras ya citadas, tenemos
su Epistolario, que contiene 859 cartas, Las 22 homilías sobre Ezequiel
y El comentario a los libros de Job o las Morales, que tanto usaron
Santa Teresa y otros Santos. Junto con San Ambrosio, San Agustín y San
Jerónimo, es uno de los cuatro padres de Occidente.
Artículo originalmente publicado por evangeliodeldia.org
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