El Papa Francisco ha recibido este lunes en audiencia a los
miembros de la Asociación Italiana de Oncología Médica (AIOM), a quienes
animó a seguir sirviendo y ayudando a los enfermos de cáncer. “Que Jesús inspire a todos a estar cerca de los que sufren, sobre todo de los pequeños,
y a poner en primer lugar a los débiles, para que crezca una sociedad
más humana y unas relaciones basadas en la gratuidad, más que en la
oportunidad”, indicó el Santo Padre.
En su discurso, que recoge Vatican News,
Francisco les recordó que en un mundo como el actual, a menudo
conflictivo en todos los ámbitos de la convivencia humana, la creación y
el fomento de relaciones es un compromiso esencial para la construcción
del bien común. “La elección consciente, y a menudo agotadora, de un
estilo que une y no divide – subrayó el Pontífice – está representada,
en toda la vida del AIOM, por el cuidado de las relaciones con los
enfermos, y hoy se manifiesta precisamente por la presencia entre
ustedes de algunos pacientes. La elección de participar juntos en
este encuentro, sentados uno al lado del otro, representa un mensaje
fuerte y un signo elocuente no sólo para el mundo de la salud, sino para
toda la sociedad, llamada a renovarse en un estilo fraterno y
solidario”.
Promover una oncología de la misericordia
Asimismo, el Santo Padre evidenció el tema del próximo Congreso
Nacional, que celebrarán dentro de unas semanas, dedicado a la atención
de los enfermos, a la “mejor atención para cada paciente”, según las
características biológicas y clínicas de cada uno. “Así es como la
oncología de precisión que promueven se convierte también en una
oncología de la misericordia, porque el esfuerzo por personalizar el
tratamiento revela una atención no sólo a la enfermedad, sino al
paciente y sus características, a la forma en que reacciona a los
medicamentos, a la información más dolorosa, al sufrimiento. Una
oncología de este tipo – subrayó el Papa – va más allá de la aplicación
de protocolos y revela el uso de una tecnología que está al servicio de
las personas”.
En este sentido, el Papa Francisco señaló que la tecnología no está al servicio del hombre cuando lo reduce a una sola cosa,
cuando distingue entre los que aún merecen ser cuidados y los que no,
porque se considera sólo un peso. Por ello, la práctica de la eutanasia,
que ya se ha legalizado en varios países, sólo aparentemente pretende
promover la libertad personal.
En realidad, se basa en una visión utilitarista de la persona, que se
vuelve inútil o puede equipararse a un costo, si desde el punto de
vista médico no tiene esperanzas de mejora o ya no puede evitar el
dolor. Por el contrario, afirmó el Pontífice, el compromiso de acompañar
al enfermo y a sus seres queridos en todas las etapas de la enfermedad,
tratando de aliviar su sufrimiento a través de los cuidados paliativos,
u ofreciendo un ambiente familiar en el creciente número de hospicios,
contribuye a crear una cultura y unas prácticas más atentas al valor de
cada persona. “Nunca se desanimen por la incomprensión que puedas
encontrar, o por la insistente propuesta de caminos más radicales y
apresurados”.
“Si eligen la muerte los problemas están en cierto modo resueltos; pero ¡cuánta amargura hay detrás de este razonamiento, y qué rechazo de la esperanza implica elegir renunciar a todo y romper todos los lazos!”
Concienciar a las personas y a la sociedad
Por ello, el Santo Padre invitó a los médicos a desarrollar un
servicio de concienciación de una sociedad que no es muy consciente y a
veces distraída. “La mejor y más verdadera prevención, de hecho, es
la de un medio ambiente sano y un estilo de vida respetuoso con el
cuerpo humano y sus leyes. Como sabemos, esto depende no sólo de las
elecciones individuales, sino también de los lugares en los que se
vive, especialmente en los grandes centros, que someten al cuerpo a un
estrés continuo por el ritmo de vida y la exposición a los agentes
contaminantes. Esto nos devuelve la atención al cuidado del entorno
natural, nuestra casa común a la que debemos respetar, porque nos
respeta a su vez”.
“La protección del medio ambiente y la lucha contra el cáncer se
convierten, pues, en dos caras de un mismo problema, dos aspectos
complementarios de la misma batalla de civilización y humanidad”,
añadió.
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