El
Papa Francisco ha empezado por Maputo, la capital de Mozambique, su
viaje por las tres "M" de África sudoriental (Mozambique, Madagascar,
Mauricio), cuyo tema central es la cultura de la paz. El Papa visita del
4 al 10 de septiembre sus capitales (Maputo, Antananarivo y Port Luis) y
en Madagascar visitará el pueblo del misionero argentino Pedro Opeka,
Akamasoa, "ciudad de la amistad".
Pasado casi medio siglo desde su independencia de Portugal en 1975,
Mozambique es uno de los países más pobres del mundo: en una tabla de
196 países, es el número 191 en PIB per cápita. De sus 30 millones de
habitantes, son católicos un 30%, protestantes un 20%, musulmanes otro
20% y animistas o de religiones tradicionales otro 20%. Mantiene el
portugués como lengua del Estado y común entre las distintas etnias.
Un país 3 veces más joven que España
Mozambique es pobre en renta per cápita, pero es rico en juventud. El 75% de la población es menor de 25 años (es España solo lo es el 25% de la población). Presenta una tasa de 5 hijos por mujer en edad fértil (España lleva 30 años sin superar los 1,4). De hecho, desde su independencia en 1975, Mozambique ha multiplicado su población por tres, de 10 a 30 millones. Y, con tanta población joven, se formarán más familias y llegarán más hijos.
Quizá por eso el Papa ha querido relacionarse desde el principio con
los jóvenes. Después de celebrar este jueves la Misa matutina en privado
en la Nunciatura, inició la jornada con un encuentro no previsto en el
programa: la visita de algunos responsables de Scholas ocurrentes
y de un grupo de participantes de los programas actuales de esta
Fundación que opera en diferentes ciudades del país trabajando con niños
y jóvenes.
Los jóvenes explicaron sus actividades en el campo del deporte y la formación humana. Por su parte, el Santo Padre les ha contado algunos episodios de su infancia en Buenos Aires, en esa época en la que “jugaba al fútbol con balones hechos con trapos en un patio cerca de casa” y les ha señalado la importancia de que el trabajo y el juego “siempre estén unidos”.
En su siguiente encuentro programado, el discurso ante las autoridades
y el cuerpo diplomático, Francisco se refirió a los jóvenes: “Ellos no
son solamente la esperanza de esta tierra, son el presente que
interpela, busca y necesita encontrar canales dignos que les permitan desarrollar todos sus talentos; ellos son potencial para sembrar y desarrollar la tan deseada amistad social” y agregó: “Una cultura de paz requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación se ve involucrada”.
Tras el encuentro con las autoridades, el Pontífice llegó al Pavillon
Maxaquen, un estadio de Maputo con capacidad para 15.000 personas. Allí
habló a los jóvenes de distintas religiones con un discurso en portugués, al que añadía frases improvisadas en español e italiano.
Ante el entusiasmo de las danzas y los cantos, el Papa
comentó: “La alegría de vivir es una de sus principales
características —y eso se puede sentir aquí—. Alegría compartida y
celebrada que reconcilia y se transforma en el mejor antídoto que
desmiente a todos aquellos que quieren dividir, fragmentar o enfrentar.
¡Cuánto les hace falta a algunas regiones del mundo su alegría de
vivir!”
El Papa animó a los jóvenes a repetir un proverbio: “Si quieres llegar rápido camina solo, si quieres llegar lejos, ve acompañado”. "Se trata siempre de soñar juntos, como lo están haciendo hoy. Sueñen con otros, nunca contra otros;
sueñen como han soñado y preparado este encuentro: todos unidos y sin
barreras. Eso es parte de la ‘nueva página de la historia’ de
Mozambique”.
"¡Ustedes son importantes! Pero con humildad. Porque ustedes no son
sólo el futuro de Mozambique, tampoco de la Iglesia y de la humanidad.
Ustedes son el presente que, con todo lo que son y hacen, ya están
aportando lo mejor que hoy pueden regalar. Sin su entusiasmo, sus
cantos, su alegría de vivir, ¿qué sería de esta tierra? Verles
cantar, sonreír, bailar, en medio de todas las dificultades que viven
—como bien nos contabas tú— es el mejor signo de que ustedes, jóvenes,
son la alegría de esta tierra, la alegría de hoy", reconoció
Francisco.
"Gracias por estar presentes las distintas confesiones religiosas. Gracias por animarse a vivir el desafío de la paz
y a celebrarla hoy juntos como familia; también a aquellos que sin ser
parte de alguna tradición religiosa están participando. Es hacer la
experiencia de que todos somos necesarios, con nuestras diferencias,
pero necesarios", aseguró.
Un joven había planteado dos temas al Pontífice:
- ¿cómo hacer para que los sueños de los jóvenes se hagan realidad?
- ¿cómo hacer para que los jóvenes se involucren en los problemas que aquejan al país?
El Papa respondió: "Ustedes, jóvenes, caminan con dos pies como los
adultos, pero a diferencia de los adultos, que los tienen paralelos,
ustedes ponen uno delante del otro, dispuesto a irse, a partir. Ustedes tienen tanta fuerza, son capaces de mirar con tanta esperanza,
son una promesa de vida que lleva incorporado un cierto grado de
tenacidad (Christus vivit, 139), que no deben perder ni dejar que se las
roben. ¿Cómo realizar los sueños, cómo contribuir a los problemas
del país? Me gustaría decirte: no dejen que les roben la alegría. No dejen de cantar y expresarse de acuerdo a todo lo bueno que aprendieron de sus tradiciones. Que no les roben la alegría".
Un futbolista ejemplar: Eusebio da Silva, la pantera negra
El Papa previno contra "dos actitudes que matan los sueños y la esperanza: la resignación y la ansiedad".
"Repitan: ¡No es bueno darse por vencido!, ¡No es bueno darse por
vencido! Sé que a la mayoría de ustedes les gusta mucho el fútbol.
Recuerdo un gran jugador de estas tierras que aprendió a no resignarse: Eusebio da Silva, la “pantera negra”.
Comenzó su vida deportiva en el club de esta ciudad. Las severas
dificultades económicas de su familia y la muerte prematura de su
padre, no pudieron impedir sus sueños; su pasión por el fútbol lo
hizo perseverar, soñar y salir adelante, ¡y hasta llegó a hacer 77
goles para este club de Maxaquene! Tenía todo para resignarse".
"Su sueño y ganas de jugar lo lanzaron hacia delante, pero tan
importante como eso fue encontrar con quién jugar. Ustedes bien saben
que en un equipo no son todos iguales, ni hacen las mismas cosas o
piensan de la misma manera. Cada jugador tiene sus características,
como lo podemos descubrir y disfrutar en este encuentro: venimos de
tradiciones diferentes e inclusive podemos hablar lenguas diferentes,
pero eso no impidió que nos encontremos".
Prevenir la enemistad y la guerra
En un país que está a 5 semanas de celebrar unas elecciones que podrían causar gran división, el Papa animó a evitar las enemistades.
"¡Qué importante es no olvidar que la enemistad social destruye! «Y una familia se destruye por la enemistad. Un país se destruye por la enemistad.
El mundo se destruye por la enemistad. Todos juntos: ¡El mundo se
destruye por la enemistad! ¡El mundo se destruye por la enemistad! Y la
enemistad más grande es la guerra. Y hoy día vemos que el mundo se
está destruyendo por la guerra. Porque somos incapaces de sentarnos y
hablar [...]. Seamos capaces de crear la amistad social. No es fácil, siempre hay que renunciar a algo,
hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en el bien de todos
podremos alcanzar la magnífica experiencia de dejar de lado las
diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos buscar
puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese empeño
artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una paz que
sea buena para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro»".
El ejemplo de la corredora María Mutola
El Papa quiso hablar también de María Mutola, corredora que logró
correr los 800 metros en 1 minuto 55 segundos, y fue medalla de oro en
las Olimpiadas de Sidney del 2000.
"Tienen ese hermoso testimonio de María Mutola, que aprendió a perseverar, a seguir intentando a pesar de no cumplir su anhelo de la medalla de oro en los tres primeros juegos olímpicos que compitió; después, al cuarto intento, esta atleta de los 800 metros alcanzó su medalla de oro en las olimpiadas de Sidney.
La ansiedad no la hizo ensimismarse; sus nueve títulos mundiales no le
hicieron olvidar a su pueblo, sus raíces, y sigue cerca de los niños
necesitados de Mozambique. ¡Cuánto nos enseña el deporte a perseverar
en nuestros sueños!"
Como suele hacer en sus discursos a los jóvenes, el Papa les animó a
contar con los mayores. "Las generaciones anteriores tienen mucho para
decirles, para proponerles. Es cierto que a veces nosotros, los mayores,
lo hacemos de modo impositivo, como advertencia, metiendo miedo; o
pretendemos que hagan, digan y vivan exactamente igual que nosotros. Ustedes tienen que hacer su propia síntesis, pero escuchando, valorando a los que los han precedido.
Y esto, ¿no es lo que habéis hecho con vuestra música? Al ritmo
tradicional de Mozambique, la “marrabenta”, le habéis incorporado otros
modernos y nació el “pandza”. Lo que escuchaban, lo que veían cantar y
bailar a sus padres y abuelos, lo han hecho suyo. Ese es el camino que
les propongo, un camino «hecho de libertad, de entusiasmo, de
creatividad, de horizontes nuevos, pero cultivando al mismo tiempo esas
raíces que alimentan y sostienen» (ibíd., 184).
El Papa animó a cuidar de la naturaleza, la "casa común", reconociendo también el dolor ante los desastres naturales.
"Ustedes, sin lugar a dudas, fueron bendecidos con una belleza
natural estupenda: bosques y ríos, valles y montañas y esas lindas
playas. Pero tristemente, hace pocos meses han sufrido el embate de dos ciclones, han visto las consecuencias del descalabro ecológico en el que vivimos.
Muchos ya han aceptado el desafío imperioso de proteger nuestra casa
común, y entre estos hay muchos jóvenes. Tenemos un desafío: proteger
nuestra casa común. Este es un lindo sueño para cultivar juntos, como
familia mozambiqueña, una linda lucha que los puede ayudar a
mantenerse unidos. Estoy convencido de que ustedes pueden ser los
artesanos de ese cambio tan necesario. Proteger nuestra casa común, una
casa que es de todos y para todos".
Mensaje para todas las religiones: Dios ama a cada persona
El Papa, estando ante un público de distintas religiones, quiso convocar un momento de silencio "dejándote amar por Dios".
"Dios los ama, y en esa afirmación estamos de acuerdo todas las tradiciones religiosas. «Para Él realmente eres valioso, tú no eres insignificante, le importas,
porque eres obra de sus manos. Porque te ama. Por eso te presta
atención y te recuerda con cariño. Tienes que confiar en el recuerdo
de Dios [...], su memoria es un corazón tierno de compasión,
que se regocija eliminando definitivamente cualquier vestigio del mal.
No quiere llevar la cuenta de tus errores y, en todo caso, te ayudará a
aprender algo también de tus caídas. Porque te ama. Intenta quedarte un momento en silencio dejándote amar por Él.
Intenta acallar todas las voces y gritos interiores y quédate un
instante en sus brazos de amor» (ibíd., 115). Lo hacemos ahora juntos… [silencio]. Ese amor de Dios es sencillo, casi silencioso, discreto: no avasalla, no se impone, no es un amor estridente u ostentoso; es un «amor de libertad y para la libertad, amor que cura y que levanta. Es el amor del Señor que sabe más de levantadas que de caídas,
de reconciliación que de prohibición, de dar nueva oportunidad que de
condenar, de futuro que de pasado» (ibíd., 116). Sé que ustedes creen
en ese amor que hace posible la reconciliación; porque creen en ese
amor estoy seguro que tienen esperanza, y que no dejarán de andar con
alegría los caminos de la paz. Muchas gracias y, por favor, no se
olviden de rezar por mí. Que Dios los bendiga".
La frágil y necesaria paz en Mozambique
Mozambique es un país herido en su historia reciente por una
dictadura comunista, una guerra civil y un conflicto siempre a punto de
estallar, al que se añaden recientemente inicios de violencia yihadista.
Tras la independencia, se estableció una dictadura comunista
con un partido único, FRELIMO (que, entre otras medidas anticlericales,
expulsó a todos los misioneros extranjeros). Contra ella surgió una
guerrilla apoyada por Sudáfrica, RENAMO. La guerra causó 1 millón de muertos y 4 millones de desplazados.
Esa guerra civil acabó oficialmente poco después de hundirse la URSS,
con un acuerdo de paz en 1992, en buena parte gracias a las negociaciones en las que medió la Comunidad de San Egidio
y con una visita de Juan Pablo II en 1988 para apoyar el proceso. En
1990 se estableció una Constitución que acababa con el sistema de
partido único.
Pero muchos conflictos entre ambas facciones se han mantenido. El pasado 1 de agosto se firmó un nuevo acuerdo de paz entre el actual presidente Filipe Nyusi (de FRELIMO) y el líder actual de RENAMO, Ossufo Momade. Incluye unas elecciones dentro de 5 semanas. Si no fueran limpias y transparentes, podrían desembocar en más violencia e incluso guerra. La visita del Papa busca calmar los ánimos y predicar la concordia y la paz.
Muchos en la oposición critican que el presidente Nyusi puede
aprovechar el fotografiarse con el Papa como propaganda a su favor.
Además, en la región norteña de Cabo Delgado están fortaleciéndose facciones armadas confusas, algunas de las cuales se declaran yihadistas, parte de Estado Islámico. Con casi un 20% de musulmanes en el país, el Papa quiso llamar a la fraternidad y convivencia amistosa.
Y, de fondo, está la gran pobreza agravada por el ciclón Idai en marzo, que devastó Mozambique, Malawi y Zimbabwe. Mató al menos 1.300 personas y afectó a 3 millones, destruyendo cosechas
que se necesitaban para la supervivencia. La presencia del Papa también
busca devolver la atención mundial sobre esta precariedad.
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